Freen espiaba la hilera de tendederos vacíos desde la ventana usando como escudo su cortina con figuras alusivas de motivos parisinos.
Miraba su reloj cada cinco segundos con una expresión ansiosa. Faltaban exactamente trece minutos para que Rebecca, su vecina, acérrima enemiga y algunos otros adjetivos que se le fueran ocurriendo., apareciera como relojito... arrastrando los pies por el cansancio después de un largo día de trabajo en la farmacia de veinticuatro horas.
Se había levantado temprano para tener tiempo de hacerle la trastada sin que los demás vecinos se dieran cuenta.
La ropa de Rebecca, revolcada por el patio entre litros de agua de Jamaica se miraba espantosa., fue difícil preparar tanta agua y una pena tirarla sobre el piso precisamente en el día de la samaritana... pero no había podido ocurrírsele una idea mejor para hacer rabiar hasta reventar bilis a su vecina de enfrente.
Exactamente doce minutos después escuchó el característico repiqueteo de suelas y todos sus sentidos se pusieron en acción. Solo fue cuestión de segundos para que el andar encorvado de Rebecca tomara forma de furia andante.
— ¡No, no, Nooo! —lloriqueó Rebecca conforme se acercaba a la mancha sobre el piso.
—¡Coño, hija de la grandísima p*ta! —vociferó Rebecca en tanto se agachaba para comprobar que efectivamente, eran sus prendas las que estaban completamente echadas a perder. Y definitivamente la única bata de uniforme que tenía de repuesto estaba allí., tendría que robarle tiempo a su sueño para lavarla de nuevo.
—¡Te voy a matar, conejo del demonio! —gritó Rebecca, mientras tiraba de nuevo la bata sobre el piso.
Freen corrió lo más silenciosa posible hacia su recámara al ver la llameante mirada dirigirse hacia su ventana., en su patosa carrera se golpeó el dedo dos veces con algún mueble.
—¡Ven aquí! ¡estúpido conejo! —gritaba Rebecca con furia llorosa mientras aporreaba la puerta de su enemiga— ¡Fuiste tú! ¡Estúpida cobarde! ¡Sal! ¡Ahora sí te voy a partir toda la cara!
Freen se alborotó el pelo, se embarró un poco de talco con agua en la comisura de su boca, simulando una desagradable baba matutina... todo antes de correr la cortina y asomarse a la ventana.
—¿Qué coño quieres, Topo? —preguntó Freen con un fingido bostezo, mientras observaba las venas de Rebecca a punto de reventar— ¡romperás mi puerta... y ni trabajando veinticuatro horas seguidas me podrás pagar.... ¡Perdón! que tonta soy... ya trabajas veinticuatro horas seguidas!
—¡Ven acá! —gruñó Rebecca— ¡vamos a partirnos la cara!
—¿Yo? —preguntó Freen mientras simulaba pintarse las uñas— ¿pelear a los golpes? ¿Contigo? ¡Ni loca, topo de dos patas! Yo soy una dama.
—No cantes victoria —dijo Rebecca irguiéndose lo imposible— me las pagarás, te lo aseguro... y con sangre.
—No sé de lo que hablas —respondió Freen mientras Rebecca se alejó unos pasos para empezar a levantar su ropa regada por el piso.
—Ya lo sabrás —dijo Rebecca con furia— ¡te vas a enterar! ¡No podrás conmigo!
—Por cierto —alzó la voz Freen para hacerse oír... recargándose en el marco de la ventana— gracias por despertarme... mi despertador eléctrico se desprogramó ayer cuando se fue la luz., precisamente el día del Barcelona contra Real Madrid. ¿Puedes creerlo? Me perdí el partido.
—No me interesan tus pláticas de sobremesa —masculló Rebecca— prefiero rascarme las nalgas que platicar contigo.
—Eres taan vulgar —se quejó Freen con disgusto, mientras echaba una mirada furtiva al trasero de la mujer que odiaba como a nadie— No es por hacer plática... es que me resulta raro que el fusible de mi interruptor desapareciera como un truco de magia. Eres tan corriente....
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MY DULCE PLACER
RomansaFreen se reclinó en su asiento con los brazos cruzados, mientras observaba de reojo a la única persona que era capaz de desatar su furia., vista así, se veía inofensiva, incluso tierna... Freen sacudió la cabeza para ahuyentar tan disparatados pensa...