CAPÍTULO 9. CON ALMA DE NIÑO

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Parecía que las aguas volvieron a su cauce como un remanso de paz; y casi podía escuchar en el fondo de su mente los valses mas hermosos del mundo...

...Y eso la tenía con el alma en vilo.

Porque cuando más en calma se sentía, era que Freen estaba organizando algo para ella, una trastada más grande que la anterior.

Después del incidente de las flores ya habían pasado tres días sin verla. Bueno... había hecho algo más que solo verla. La había besado sin pensarlo mucho, y Freen había respondido.

Afortunadamente para Rebecca, a Freen no le convenía echarle en cara ese beso, porque las dos habían participado... en ese asunto en particular estaban empatadas.

Pero Beer estaba cagadísima y ese era un triunfo para Rebecca. Si Freen tenía planes de liarse con su empleada... lástima.

... En el recuento de daños el punto era para ella.

«Yes»

...

Rebecca estaba en el jardín frente a su casa, leyendo un viejo libro cortesía de su nuevo vecino Alex Gor., de rato en rato cerraba el libro y su pensamiento vagaba libre por caminos llenos de recuerdos que no quería recorrer.

Amor estaba echada a su lado, en el pasto, con la cara sobre sus tobillos., porque Rebecca finalmente se había resignado a llamar a la dachshund por su nombre... era la única manera de que la perra atendiera instrucciones.

... esa pequeña le estaba sacando canas verdes.

Eran las nueve de la mañana y hacía rato que las dos esperaban a Elaine para desayunar, no le gustaba comer sola, Amor también esperaba a Elaine pues cada tiempo corría a la calle para ver si Elaine estaba allí.

De pronto, una figura masculina con ropa negra y gorra verde calló sobre el pasto blandiendo una pistola y rodando sobre su propio cuerpo. Después corría en zigzag ocultándose de cuando en cuando tras los árboles plantados por el jardín.

Rebecca se levantó con un grado de pánico.

—¡Hey! —gritó el hombre con voz imperativa— ¡Tú! ¡Rubia! Vete, las cosas se pondrán feas.

—Pero, mi amiga viene. Tengo que avisarle —respondió Rebecca con voz temblorosa.

—¡Ya es tarde para eso! —respondió el hombre—. Esa mujer de la que hablas seguramente está muerta.

—¡No, no, no! —respondió Rebecca a punto del desmayo.

—Espera, mujer... que es broma —dijo el hombre mientras se acercaba con un ataque de risa.

—¡Alex! —reprendió Rebecca mientras lloraba de alivio— ¡Alex! ¡Te pasaste!

—Perdón —dijo Alex mientras la abrazaba para darle consuelo, con el cuerpo temblando de la risa apenas contenida—. Te comenté que soy extra de televisión, estoy ensayando para mi personaje. La pistola es de juguete. Perdón.

Alex Gor era un joven muy alegre y de apariencia inofensiva; era un muchacho despreocupado que vivía al día. Era como el hermano ideal, siempre dispuesto a cualquier cosa por hacer felices a los demás.

Después del susto y de que el ataque de risa de Alex remitiera, se sentaron en la banca y Rebecca se distrajo con graciosas anécdotas de su vecino., a menudo les contaba sobre sus aventuras que siempre incluían a famosos de la farándula. Platicaron también de sus problemas hasta que se les unieron Elaine y Bonbon.

—Tenemos nuevos vecinos —dijo Alex mientras jugueteaba con Amor y Bonbon—. Se mudaron hace dos días. Se ve que son buenas personas.

—¿De verdad? —exclamó Rebecca con emoción—. Me encanta conocer gente nueva, me encanta incluso más que tomar milk tea.

Elaine y Alex la miraron con una sonrisa bobalicona.

—¿Ya los conoces? —preguntó Elaine mientras continuaba mirando a Rebecca con ternura.

—Es una familia grande —dijo Alex—. La señora es muy linda y tiene cuatro hijos. Un chico y tres chicas como de nuestra edad. Son divertidísimos. A la hija mayor no la conocí, no quiso salir. Dijo el hermano que es muy tímida.

—¡Que tierna! —dijo Elaine—. Seguro que tú conseguirás sacarle dos que tres palabras, Rebecca.

—Yo creo que sí —sonrió Rebecca—. Lo intentaré ¿Vamos?

Amor y Bonbon levantaron las orejas y se prepararon para la aventura.

—Ah, no están —respondió Alex—. Acomodaron todo y se fueron, parece que tenían algo que hacer antes de quedarse permanentemente. Por cierto que la madre, no sé... como que la he visto en alguna parte.

—A menudo me pasa que creo haber visto a alguien antes —dijo Rebecca— hay creencias que afirman que tenemos un doble en alguna parte del mundo.

—Pues esperaremos a conocerlos —dijo Elaine—. Así que... Alex te pegó un susto de muerte.

—Casi se desmaya —dijo Alex entre risas.

—No te reconocí ¡Mierda! —se quejó Rebecca—. Parecías uno de esos bandidos a sueldo... menudo susto me llevé.

—¡Recórcholis! ¿Sabes lo que eso significa? —preguntó Alex con seriedad teatral.

—¿Qué? ¿Qué? —preguntó Rebecca con miedo y premura.

—Pues que soy un buen actor ¿Qué más puede ser? —respondió Alex con su característica sonrisa.

—¡Alex! —se quejó de nuevo Rebecca mientras le golpeaba el hombro, y Elaine se unía al castigo. Amor, por supuesto intentó participar mordiendo las cintas de los tenis de Rebecca... parecía ignorar por completo el término lealtad; y claro, Bonbon era como el hermanito que tomaba como ejemplo a su hermano y se unió a este en el ataque a las cintas de Becky.

—No, Amor —masculló Rebecca.

—¡Anda ya! ¡Dejen a la niña en paz! —dijo Elaine con buen humor.

—Tengo que irme —dijo Alex poniendo una mano en su frente— mis fans me reclaman.

Alex se acomodó la gorra y se fue furtivamente como había llegado.

Rebecca y Elaine se sentaron de nuevo con una sonrisa de simpatía, su nuevo vecino era un niño ocupando un cuerpo de hombre.

—Es lindo —dijo Rebecca con una sonrisa.

—Sí, muchísimo— aceptó Elaine con resignación—, tal vez tú y él.

—¡Cielos, no! —Rebecca rechazó la idea de inmediato— No me viene bien enamorarme ahora mismo. Además Alex no es un chico serio, es demasiado infantil para mi gusto., digo, me cae la mar de bien, pero no de esa manera.

—¿Cómo te gustan a ti?

—Trato de no pensar mucho en eso —respondió Rebecca con un suspiro— Si me baso en mi historial amoroso., supongo que me gustan con personalidad fuerte... sin embargo también me gusta dominar... no sé...

—Dominar... ¡Cincuenta sombras de Rebecca! ¡Vaya con la niña!

—No es eso, Elaine ¡Por dios! —protestó Rebecca—. Es que no me sé explicar... no sé.

—Hablando de dominar —dijo Elaine—, no me has contado que pasó esta vez entre Sarocha y tú.

—Sarocha no me domina —protestó Rebecca—. Y ya no quiero hablar de ella.

—No me has entendido. Se trata de que las dos siempre quieren ganar la partida... como una lucha de egos. Es que Rebecca, tú te transformas cuando peleas con ella... te desconozco por completo.

—Es que esa mujer... no quiero hablar de ella...

—Bueno, ya se verá —dijo Elaine— ¿Desayunamos? Traje unos postrecitos de Guilty Pleasure.

—¡Elaine! —protestó Rebecca— Esos postrecitos cuestan una fortuna.

—¿Puedes solo dar las gracias? ¿Es mucho pedir? —se defendió Elaine— Anda, vamos a desayunar que me muero de hambre.

Rebecca, Amor y Bonbon siguieron a Elaine al interior de la casa. Rebecca con paso lento. Los perros con una loca carrera.

MY DULCE PLACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora