CAPÍTULO 16. UN INOCENTE PASEO.

1.4K 146 7
                                    

No la miró ni una vez., era la primera vez que eso pasaba desde que la conoció. Freen siempre la miraba. La sentía cada vez, sentía su mirada clavada en ella de una u otra manera. A veces la miraba con rabia, a veces con celos, de pronto una mirada de reproche. Cuando la miraba con amor le gustaba más, incluso más que cuando la miraba con deseo.

Aprendió a reconocer cada tono de sus pupilas. Hacía poco conoció uno diferente, el del odio. Era tan profundo, diametralmente opuesto a la mirada de amor. La odiaba con la misma intensidad que la amó alguna vez. Era ridículo que pensara lo mismo que los grandes poetas, la frase que todo compositor usara alguna vez en sus canciones. Ódiame como si me amaras., pero estaba segura de que Freen ya no sentía nada por ella.

Rebecca terminó de organizar los aparadores y volvió a su puesto detrás del mostrador.

—Elaine —susurró a su amiga que pasaba detrás de ella sin hacerle ningún comentario cantarín de los que ella acostumbraba—; no me ignores más. Por favor. Ahora es cuando más te necesito.

—No te estoy ignorando —respondió Elaine con suavidad—, estoy un poco atareada, eso es todo.

— ¿Comemos juntas? —preguntó con tiento— Por favor. Elaine, come conmigo.

— Está bien —respondió Elaine con resignación—, con la condición de no tocar el tema de tu matrimonio. No quiero hablar de nada que tenga que ver con ello. Dame tiempo.

—Me parece perfecto —dijo Rebecca, soltando un suspiro de alivio—; tampoco me apetece hablar de eso.

— Buenos días —interrumpió una voz—. Necesito ver el botiquín rojo que le mostraron a la Licenciada Sarocha.

— ¿Es a mí? —preguntó Elaine con evidente confusión.

La cara de Rebecca era un poema de desdicha.

—Bueno, no creo que importe —respondió Chin con un movimiento de hombros.

Elaine fue por el botiquín al almacén mientras Rebecca trataba de comprender el nuevo movimiento de Freen.

... ¿esa era una nueva forma de hacerla enojar? Porque no lo estaba consiguiendo.

—Lamento mucho que lo de ustedes no funcionara —confesó Chin, y Rebecca lo miró con duda—. Me refiero a su matrimonio con mi jefa —aclaró el hombre.

—Son cosas que pasan —respondió Rebecca con voz baja—. La vida está llena de fracasos.

—Menos mal que no tuvieron hijos —continuó Chin —. Un divorcio con hijos de por medio es más doloroso.

—Aún no nos hemos divorciado — respondió Rebecca, incómoda con la conversación—; Freen no cree en el divorcio. Espero que recapacite y acepte que es lo mejor.

—Pues entonces le tengo buenas noticias —interrumpió Chin, contento de poder ayudar—. Ella le va a dar el divorcio. Me lo acaba de decir, además escuché que pidió cita con un abogado matrimonial.

—¿Pasa algo? — preguntó Elaine cuando volvió al mostrador y miró el rostro pálido de su mejor amiga.

—Nada, no... pasa nada — respondió Rebecca—. Voy al baño.

....

Lo sabía, sabía que Freen la dejaría en cuanto el verdadero amor llamara a su puerta. Freen no la amaba, nunca la amó en verdad., solo aceptó casarse con ella por lástima., para librarla de un destino desafortunado; su suegra se lo dijo desde el día uno de su matrimonio. Había tomado una buena decisión al abandonarla y pedirle el divorcio. Le había ahorrado a Freen el mal trago de tener que romperle el corazón. Solo se arrepentía de no aprovechar el tiempo que la tuvo a su lado. Tal vez si hubiera pasado más tiempo con ella, Freen se enamoraría de ella realmente.

MY DULCE PLACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora