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Seo Changbin, aquel adulto joven con apariencia adolescente a los 19 años.
Un joven como cualquier otro hasta que lo conoces como Felix lo hacía.
El pelinegro tenía una habilidad que jamás fue tomada en serio a excepción de...
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[Tres años y medio despúes de la graduación.]
Felix aún no se había dignado a decirle a sus amigos qué había pasado la noche de la graduación. Y a pesar de que no era nada extraño, nada sospechoso como decía Jeongin, ni nada que lo comprometiera a él o a Changbin, simplemente no.
A pesar de eso, todo había ido mejor de lo que Lee esperaba. Al contrario de su anterior idea, se había acercado mucho más con sus amigos, incluyendo ahora a Kim Seungmin, un chico que había estudiado en otra preparatoria pero que se llevaba muy bien con Jeongin, Minho y Hyunjin, al ser amigo de ellos, automáticamente Felix lo aceptó también.
El ahora rubio se había graduado en la carrera de gastronomía con los mejores honores, y podía ejercer la carrera de Chef profesional en el restaurante más elegante si él lo elegía así.
Ese era el plan B, cocinar en el ahora tan lujoso restaurante de un amigo de la carrera, Jungkook, quien le propuso la idea por si su plan A no funcionaba.
Más sin embargo, él prefirió intentar algo distinto primero: Una repostería propia, su dichoso plan A.
Y si, poner en marcha un negocio propio era mucho más complejo que simplemente trabajar en uno ya existente con una paga decente y fija, pero no. Felix quería cumplir ese sueño que tuvo por tanto tiempo junto a Chaewon, quién ahora que vivía en Corea, iba a visitarlo al lugar muy seguido y había sido quien le había dado ese empujón tanto de decisión, como de dinero, Felix no podía estar más agradecido.
Debido a esto, otra cosa también se complicaba, tenía que seguir viviendo donde su padre y madrastra.
¿Qué otra opción había? No quería molestar a Chaewon, y no es que mantener un negocio y un alquiler en Seúl fueran cosa fácil de llevar a la vez. Aún así, estaba feliz con su decisión.
Abría desde las nueve de la mañana y cerraba hasta las siete y mieda de la tarde. El lugar no estaba abandonado en una esquina lejana de Seúl, de hecho estaba bastante bien situada, en una zona de muchos restaurantes y lugares comerciales que no le hacían competencia directa; y tenía bastantes clientes al día, hasta había varios que venían por las mañanas diariamente.
"Strawberry Deligth", en letras doradas cursivas, con plantas de fresas alrededor de ellas, estaban en el letrero de arriba de el local. La puerta y ventanales a sus lados dejaban ver el interior pintado de rosa pastel, donde apenas entrar te encontrabas con una vitrina llena de macarrons, tartas, pasteles, trufas, tiramissu, y de todo lo delicioso y exquisito que podían preparar las talentosas manos del rubio.
Arriba de eso, y de el chico de larga y rubia cabellera, con pecas que siempre atendía con una sonrisa, estaba el menú. Seguido de la vitrina de postres, se encontraba otra con helados, estos eran en realidad distribuidos por "Creamfull gelatto" la cadena de heladerías de el padre de Minnie, quien se había ofrecido a proporcionarle galones de este para su negocio a precio menor, por ser su amigo y porque serian grandes cantidades.
