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Seo Changbin, aquel adulto joven con apariencia adolescente a los 19 años.
Un joven como cualquier otro hasta que lo conoces como Felix lo hacía.
El pelinegro tenía una habilidad que jamás fue tomada en serio a excepción de...
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《Heart to Heart 》
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Changbin revoloteó sus parpados antes de poder despertar por completo. Su pecho dolía. Al no abrir bien los ojos, intentó reincorporarse y abrazar a su esposo, pero no pudo sentirlo al extender su brazo a su lado. Al sentir solo las frías sábanas como respuesta a la ausencia de Felix, Changbin se sentó de golpe en la cama. —¿Lix?—murmuró, prácticamente para sí mismo.
De poca velocidad pero muchas ganas de encontrar a su marido, Changbin se retiró las sabanas de encima y salió de la habitación a buscar a Felix. No fue difícil después de sentir el olor a fruta y panqueques.
La vista se sentía surreal. Felix, en su cocina, con el cabello alborotado brillando contra los traviesos rayos de sol que se adelantaban a su hora de salida, usando no más que la camisa que Seo llevaba antes de lo sucedido anoche. Camisa que le llegaba a poco mas de los muslos. Cocinando lo que olía a desayuno.
Seo casi se derritió de amor.
Felix sintió dos brazos fuertes alrededor de su cintura, siendo tomado por la espalda y saltó en su lugar, recuperando la compostura al sentir el tacto familiar.
—Buenos días, Binnie.—saludó el rubio. —Ahora son buenos.—Murmuró mientras besaba la mandíbula de Felix con pereza. Quizá aun estaba dormido. —¿Qué te parece si vas a ponerte algo decente mientras nos sirvo el desayuno? —¿Qué? ¿Qué tiene de malo lo que llevo?
Felix lo miró por el rabillo del ojo. —Esa es la cosa, Seo. No lo llevas. Vete antes de que te tire un pancake a la cara.
Oh, cierto, eso. De nuevo, quizás sí que aún seguía dormido.
—Solo te provoca verme así, y por eso no quieres que me quede~ —Canturreó Changbin alejandose a la habitación.
¿Qué iba a hacer con ese hombre? Felix rió ante el pensamiento.
Seo volvió al poco tiempo.
Cuando Felix terminaba de alistar la mesa, miró en dirección al pelinegro. El rapero había decidido imitarlo y usar la playera que Felix llevaba anoche. Sus anchos brazos se ceñían a las mangas cortas de ésta, mientras que el resto le quedaba holgado y largo, cubriendo poco menos de sus muslos. Felix luchó contra sus ganas de besarlo hasta que ambos se ahogaran.
Hora del desayuno, no de la cama. Lee había preparado pancakes con crema batida, fresas y moras, acompañados de café o jugo de naranja.
