Capítulo III

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Una vez en la facultad de economía empecé a buscar al pelinegro en la cafetería con la esperanza de que estuviera allí y no tener que ir a revisar salón por salón para encontrarlo. Para mí mala suerte el lugar estaba vacío, al parecer todos estaban en clases.

Subí al segundo piso observando cada salón por la ventanilla mientras pasaba caminando despacio esperando encontrarlo, nada. Tercer piso, hice el mismo recorrido y tampoco. Mi última esperanza se encontraba en el cuarto piso del edificio, así que decidido caminé por todo el lugar buscándolo rincón por rincón, igualmente nada. Rendido me dispuse a salir del lugar, estaba vez por el ascensor, estaba esperando a que subiera y cuando se abrieron las puertas, sentí mi corazón acelerarse al verlo dentro.

El chico subió la mirada dispuesto a salir del artefacto cuando sus ojos se encontraron con los míos, sorprendido por haberlo encontrado justo cuando ya no tenía esperanzas. Sin embargo, el pelinegro solo pasó junto a mi sin decir nada.

— O-oye, espera...— dije caminando detrás de él — necesito hablar contigo— esperaba que se frenará pero no fue así, siguió caminando como si no estuviera hablando con el— ¡Jungkook!— alcé la voz ya frustrado y se detuvo de inmediato.

— ¿Qué quieres?— preguntó en su característico tono frío sin voltear a verme.

— Pagarte el dinero de la pintura de tu coche— me acerqué un poco más a él.

Se giró hacia mí para quedar frente a frente— ¿Enserio creíste que quería tu dinero?— preguntó con media sonrisa, viéndome con sorna.

— ¿Disculpa?— dije sin entender a qué se refería.

— Cuando te dije que me pagarás por lo que hiciste...— se acercó hasta quedar a escasos centímetros de mí— no me refería a tu dinero niño.—

— N-no te entiendo, ¿Que quieres decir?—

Soltó una risa con aire de superioridad— me refiero a que solo quería verte sufrir un poco consiguiendo el dinero, esa era tu manera de pagarme— dijo alzándose de hombros.

—¿Cómo?— no estaba comprendiendo nada de la situación, ¿Como era posible eso?

—¿De verdad crees que yo necesito tu estúpido dinero niño?— se acercó a mi rostro haciendome temblar en mi lugar— No tienes absolutamente nada que desee, así que tomé tu desesperación como forma de pago— susurró a mi oído.

— Eres un idiota...— mi voz temblaba— ¿Que mierda te pasa? ¿Por qué eres tan cruel conmigo? Ni siquiera me conoces— chillé levantando la voz.

— Simplemente no te soporto por alguna razón y eso me hace desear joderte un poco, sumándole a eso que rayaste mi preciado Mercedes— sonrió con malicia.

— Fue un error, pensé que era el auto de mi ex y por...— me interrumpió antes de poder explicarle. Quería golpearlo por ser tan imbecil.

— No me interesa— suspiró— si no tienes nada más que decir, me voy, tengo clases— se dió la vuelta dispuesto a marcharse.

— Solo quiero decir algo más...— se giró nuevamente— eres un maldito idiota Jeon— dije pisándole el pie con fuerza sacándole un chillido.

— Hijo de...— se quejó mientras sostenía su pie adolorido.

— Imbecil— dije antes de darme la vuelta y bajar por las escaleras.

Estaba tan molesto que ni siquiera me di cuenta en que momento ya había salido del edificio y estaba camino a la facultad de artes. Al llegar me dirigí a la cafetería para comprar un agua y sentarme a relajarme un poco. Aún no podía creer que ese chico fuera capaz de tal cosa, no me agradó desde un principio, pero no creí que fuera tan horrible como ser humano.

Los Azares Del Destino || KookV ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora