Capítulo IV

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Estaba de camino al edificio de artes cuando me encontré con Areum en el camino.

— ¡Tae!— me llamó a lo lejos haciéndome señas con sus manos para que me acercara a ella.

— Hola Reum, ¿No vas a clases?— pregunté al ver que se dirigía a otro lugar.

— Sabía que no habías leído el comunicado— río por lo bajo. Mi cara de desconcierto le hizo entender que no sabía a lo que se refería, así que continuó— en la noche enviaron un comunicado a nuestros correos, indicando que debemos asistir a una reunión con la decana y la rectora de la universidad en el auditorio principal— terminó.

— Ya veo...— pasé una mano por detrás de mi cabeza agotado— creo que he estado algo disperso estos últimos días— reí nervioso.

— Y vaya que se nota— se burló— Vamos, o llegaremos tarde— nos encaminamos de regreso al edificio principal.

Una vez en el auditorio, subimos los escalones hasta donde se encontraba nuestro grupo de amigos ya reunidos en los asientos, nos sentamos junto a ellos. Pasados unos minutos, las puertas del auditorio volvieron a abrirse dejando ver un grupo de estudiantes entrando a la sala.

— Carajo...— dije inconscientemente al ver entrar al intruso de mis sueños. ¿Por qué estaba ahí? ¿Cómo era posible que la vida me jodiera tantas veces seguidas?

— ¿Todo bien?— preguntó Areum al verme estático viendo al grupo de personas abajo.

— ¿P-por qué están ellos aquí?— volteó a ver hacia donde yo lo hacía.

— Bueno, son estudiantes de la universidad Tae, y su facultad está en este campus...— dijo como si fuera demasiado obvio, y si, lo era.

— E-esto es... Demasiado vergonzoso— me cubrí el rostro con ambas manos intentando disimular mi notorio sonrojo.

— Tae, ¿Hay algo que no me has dicho?— en efecto, mi mejor amiga me conocía muy bien.

— Bueno...— un breve recuerdo de aquel sueño pasó nuevamente por mi cabeza— verás, es una larga historia...—

— Ya veo, tuviste un sueño erótico con el, ¿Verdad?— si, me conocía demasiado bien.
Suspiré y asentí apenado.

— ¿Te gusta?— preguntó en un tono demasiado natural para la situación.

— ¡¿Qué?!— dije alarmado— Cómo podría gustarme ese idiota— me sentí ofendido ante tal pregunta. Era imposible que alguien como el llegara a despertar sentimientos en mí, es todo lo contrario a lo que me gusta en un hombre. –Bueno, físicamente es muy atractivo– pensé.

— Vale, vale— alzó sus manos en señal de paz— solo preguntaba— creí escucharla burlarse un poco.

Por un segundo sentí mi corazón detenerse cuando lo ví girar hacia mi dirección y nuestras miradas se encontraron. En esa milésima de segundo pude detallar su rostro por primera vez, sabía que era guapo, pero en ese instante confirmé que parecía esculpido por el mismísimo Apolo. Sus facciones eran perfectamente simétricas, varoniles y delicadas al mismo tiempo, una tez blanca pálida que contrastaba perfectamente con el negro profundo de sus ojos y cabello azabache.

Cuando me dí cuenta de que me miraba con cara de pocos amigos bajé la mirada con vergüenza, no sabía si era por el rubor repentino en mis mejillas o por mis pensamientos tan patéticos sobre el chico que supuestamente odiaba. Probablemente ambas.

Después de cerca de dos horas escuchando a los directivos de la universidad hablar de quién sabe que cosas, nos dieron paso libre para retirarnos una vez finalizó la conferencia. Ya en la salida del auditorio una voz me detuvo.

Los Azares Del Destino || KookV ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora