Ya habían pasado casi dos semanas desde aquel incidente en mi departamento y no había vuelto a hablar con Jungkook. Me lo encontré un par de veces en los pasillos de la universidad, pero siempre que hacíamos contacto visual este apartaba su mirada de inmediato, o simplemente pasaba de largo como si yo no existiera.
Durante esos días me dí cuenta de algo, tenía sentimientos por Jeon Jungkook. Y aquello me frustraba tanto como me dolía, porque sabía que nunca podría ser correspondido y que lo que pasó ese sábado en mi casa solo fue un desliz para él.
Afortunadamente pude terminar mi obra, como lo pensé, aquella técnica que nos llevó a esa situación dió frutos de una u otra forma para terminar mi escultura con gran precisión. Era lo único que me distraía de pensar en el azabache.
Me encontraba en casa, tumbado en el sofá viendo la serie que hace unos días había visto con el pelinegro, mientras comía una taza enorme de helado de vainilla intentando ahogar mis penas. No estaba dando resultados.
Entonces una idea se cruzó en mi cabeza. Quiero salir a beber.
— Hola, Tae— contestó mi mejor amiga del otro lado de la línea.
— Reum, ¿Quieres salir a beber conmigo?— solté sin más.
— Bueno... estoy con Lia— una risita femenina se escuchó a su lado— ¿Estás bien?—
— Ya veo...— dije algo decepcionado— no te preocupes, estoy bien. Solo quería beber un poco— mentí. No quería arruinar la cita de mi amiga.
— Vale, si necesitas algo llamame— se despidió y terminamos la llamada.
Suspiré decepcionado, siempre que me sentía mal salía a beber con Areum, pero ahora ella tenía una pareja a la cual prestarle atención. La envidié por un momento. Pero aquello no me iba a detener, debía ahogar mis penas en algo más fuerte que el helado, así que me levanté del sofá y fuí a tomar una ducha rápida para luego vestirme con unos jeans ajustados, una camiseta negra de malla y una chaqueta de mezclilla.
Tomé un taxi y me dirigí al bar donde todo comenzó.
Luego de un par de copas de whisky ya me sentía mareado. El propósito de ir allí era olvidar o al menos dejar de pensar en aquel pelinegro tatuado de ojos oscuros, pero en cambio lo que logré fue recordar aquel día en ese bar y todo lo que sucedió después; mientras las canciones del lugar no ayudaban en absoluto, pues todas hablaban de un amor imposible o en general de desgracias amorosas con las que me identificaba.
Miré la hora en mi teléfono, diez de la noche. Ya había pasada la hora del toque de queda en la residencia estudiantil, así que tendría que pedirle a Areum que me dejara quedar en su casa si no quería dormir en la calle. Busqué el número y llamé; al cuarto timbre contestó.
— Holaa~— estiraba las palabras al hablar por el alcohol que había ingerido— ¿crees que me pueda quedar en tu casa?— hipeé— ¿Y puedes pasar por mí? Me quedé sin dinero para el taxi— una risita salió de mi boca. Estaba borracho.
— ¿Estás borracho?— una voz gruesa y tajante, que no era la de mi amiga, pero si muy familiar, habló.
— ¿Quien eres?— claramente no podía pensar lo suficiente como para ver el nombre de la llamada.
— ¿Donde estás?— evadió mi pregunta.
— Bueeeno— reí bajito— estoy en un bar muy bonitoo— reí de nuevo mirando alrededor del lugar.
— ¿En qué bar? Dame el nombre— demandó. Aún seguía sin reconocer exactamente su voz.
¿Donde la había escuchado?
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Los Azares Del Destino || KookV ||
Fiksi PenggemarEl azar hace parte del destino, pero el destino no deja nada al azar. -Oye, Jeon...- intenté armarme de valor para decirlo- ¿Puedo tocarte?- solté sin más. - ¿Qué dices?- su rostro ahora estaba exaltado o avergonzado, no lograba distinguir su emoci...