Capítulo VII

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Sus ojos... No podía dejar de verlos por alguna razón. Ese par de orbes brillantes color avellana me estaban hipnotizando lentamente y me sentía derretir en ese sillón. Entonces un recuerdo llegó a mi cabeza.

Que te quede en claro Kim, no me gustan los hombres

Giré mi cabeza de golpe haciendo sobresaltar al chico frente a mí, notoriamente sonrojado y apenado por la situación.

—¿Ya terminaste?— dije aclarando mi garganta intentando aliviar el ambiente incómodo que se había formado.

— S-si, yo...— seguía sin verme a la cara— y-ya terminé— miró la hora en su teléfono— eso fue todo por hoy, deberías irte, ya casi es hora del toque de queda en la residencia y no podrás salir más tarde—

— Bien— me levanté del sofá y me puse nuevamente mi camiseta— espero haber sido de ayuda para tu proyecto— tomé el pomo de la puerta para salir.

— Espera...— su mano me tomó del brazo para impedir que me fuera, pero rápidamente la quitó apenado— aún nos quedan dos sesiones, no lo olvides—

— De acuerdo, avísame cuándo será la otra— suspiré.

— N-no tengo tu teléfono— desvío la mirada.

— Dame el tuyo...— hizo lo que le pedí y su teléfono sonó.

— ¿Un punto?— se burló al ver el mensaje que le había enviado.

— Qué querías, ¿Una carta?— reí sarcástico— bien, me voy— abrí la puerta y salí pero me detuve en el pasillo y me giré para verlo— descansa Kim— sonreí sincero.

Una vez en el auto me senté con las manos en el manubrio intentando procesar lo que había sucedido.

—¿Que fue eso?— me burlé de mi mismo— debo estar volviendome loco o algo así— agité mi cabeza y luego la golpeé contra el volante haciendo sonar la bocina del auto.

—¿Que fue eso?— me burlé de mi mismo— debo estar volviendome loco o algo así— agité mi cabeza y luego la golpeé contra el volante haciendo sonar la bocina del auto

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Cerré la puerta detrás de mí y me recosté en ella sin entender que acababa de ocurrir. Me quedé al menos diez minutos de pié, intentando procesar lo sucedido.

—¿Por qué me pasan estas cosas a mi?— no sabía cuántas veces me había hecho esa misma pregunta en los últimos días.

Caminé hasta el baño y decidí tomar una ducha de agua fría, sentía mi cuerpo arder aún. Una vez bajo la ducha cerré los ojos y volví a aquel momento donde solo podía apreciar ese par de perlas negras, sentí nuevamente como nuestros alientos se mezclaban y mi cuerpo pedía más. Su cuerpo, joder que hacía que perdiera la cordura, tan bien tonificado, con su piel pálida, sus brazos bien trabajados y esos tatuajes que solo hacían que sus músculos resaltaran; y sus abdominales, solo podía pensar en tocarlos y lamerlos hasta el cansancio.

Agité mi cabeza haciendo a un lado todos esos pensamientos libidinosos, luego miré hacia abajo y pude ver mi miembro erecto, suspiré y me maldije a mismo por eso. Y si, ahí estaba yo de nuevo, masturbándome por culpa de Jeon Jungkook.

Los Azares Del Destino || KookV ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora