Capítulo 5.

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Temporada 1, Show Me How To Love.
Vigía a la vista. Capítulo 5.

—Aló.
—Hola, Francisco. ¿Cómo estás?
—Estoy bien, gracias...
—... ¿No vas a preguntar cómo estoy?... ¿Recibiste lo que te envié con Javier?
—Sí.

—Bien. Sabes que no tienes que pagarme todo eso, ya que tienes una deuda muy grande con lo de tu madre. —Mi padre habla en un tono burlón y deja escapar una risa vaga.

—Gracias...
—... ¿Has pensado en mi propuesta? Es buena, ¿no crees? —Sabía que introduciría el tema tan pronto como pudiese.

—Sabes que no quiero ser parte de eso, por algo mi madre y yo vinimos aquí. No volveré a esa vida.
—Eso fue porque tú madre te metió ideas en la cabeza, ¿En serio crees que puedes tener una vida normal? Tienes un gran potencial y lo estás desperdiciando, sabes que no eres como el resto. ¿O qué? ¿Acaso no amas a tu madre? Ahora que te necesita vas a echar para atr- —apreté el teléfono al escuchar esas palabras.

—No digas eso, ni siquiera sabes cómo he vivido estos últimos meses como para decidir si estoy haciendo lo suficiente o no.
—Claro que sí. Andando de trabajo en trabajo, partiéndote el lomo por un salario que no da siquiera para comer, ¿cuál fue el último? Ah sí, un McDonalds, ¿me equivoco?
—¿Cómo es que...?
—Yo lo sé todo, nunca dejaría a mi hijo solo por ahí sin supervisión. Si tan solo pelearas con esas ganas aquí, no tendrías que pasar tanto trabajo. Hijo mío, vuelve a casa, te echamos de menos.

~Beep. ~
«¿Cómo es que él sabe...?»
—No puede ser... ¿Quizás el pagó para que me vigilen o...? —Mis ojos se abrieron al darme cuenta que me habían estado vigilando mucho antes de lo que esperaba.

Eso significa que todo este tiempo estuvieron esperando alguna oportunidad para poder moverse, de ser así, puede ser que hayan hecho algo para que las cosas no fueran de la manera esperada. Retomando las cosas que he hecho hasta ahora, no parece haber algo sospechoso, los trabajos en los que he estado siempre me ha ido bien y tengo de que renunciar por el aumento de la deuda, más nunca me habían despedido hasta ahora.

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—¿Javier? ¿por qué estás aquí? —pregunté extrañado al ver a uno de mis hermanos en el parque municipal.

—... Estoy haciendo un trabajo por la zona. —dijo mientras fumaba y con semblante serio. Su mirada parecía perdida en la calle, luego volteó a verme a los ojos—. Cuídate, hermanito. Un gusto verte.

—¿Eh? Ah, sí... Nos vemos.
—Sí, nos veremos pronto.

Javier se fue y me dejó solo en el parque, lo cual es raro ya que no suele despedirse o tratarme con tanta descendencia, no sé porqué pero esto se me hace algo raro. Supongo que estará muy ocupado como para bromear, en serio no se veía contento.

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«Maldito, hijo de puta... Obviamente él era quién me estaba vigilando, después de todo nunca regresó a pesar de que tenía un mes aquí, sus trabajos no suelen ser tan extensos. Ahora mismo no sé qué hacer; si ese es el caso podría ser que instalaran cámaras en casa o incluso en las cosas que me dieron. »

Me dispuse a revisar todas las cosas que me mandaron, pero estaban limpias, revisé la casa con cuidado y aún así no encontré nada relevante. Mi teléfono volvió a timbrar, esta vez era una notificación de mensaje:
De: Javier
Tranquilo, hermanito. Puedes estar tranquilo, no queremos ver tu trasero mientras estás en casa.
Con desprecio, tu hermano mayor.

«Ellos... Ellos conocen todos mis pasos.» Me siento ahogado, no sé qué hacer. ¿Qué tanto saben de mí? Si es así, no sé hasta donde pudo llegar Javier para alterar mi vida, es cierto que los últimos meses han sido difíciles, pero es por las deudas más que otras cosas, no pareciera que él haya hecho algo en específico...

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—¡Pero bajo a boca, te he dicho 3 veces  que me des el maldito chimi! —Agitó su mano agresivamente, en ese entonces no me fijé pero ahora lo veo, había un tatuaje del número 22 y una gota de sangre. Ese tatuaje es el que usan para diferenciarse, siendo el 22 el número que representa la lealtad y la gota de sangre la "hermandad" que tienen entre ellos, que va más allá de los lazos sanguíneos siendo todos una familia sin estar relacionados en parentesco.

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—Me lleva el diablo... Ese imbécil de McDonalds. —me dejé caer mientras mis manos iban a mi cabello, ahora sí estaba perdido. Todo esto significa que ellos pueden interferir en mi vida de muchas formas, me he salvado si hasta ahora no he tenido ninguna interrupción en mi casa; no es un secreto mi ubicación y Javier ha estado en contacto con mis llames en más de una ocasión, pero no creo que llegase a sacar alguna copia o algo por el estilo.

Otra notificación llegó al teléfono. Era otro mensaje de texto:

De: Gerente Agustín (McDonalds)
Buenas tardes, Francisco. Te tengo buenas noticias, hablé con mi primo y me dijo que sí te acepta en el trabajo, inicias el próximo lunes.
Por favor contéstame en cuánto veas este mensaje para mandarte la información restante.
¡Mucha suerte y bendiciones!

Oh, cierto... Siempre hay un rayo de esperanza.

 Siempre hay un rayo de esperanza

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