Capítulo 7.

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Temporada 1, Show Me How To Love.
Una astilla amiga. Capítulo 7.

Siempre he sido una persona con un mal horario nocturno, debido a todos los trabajos de medio tiempo que he hecho, muchas veces no podía dormir a una hora prudente y terminaba demasiado cansado, al punto en que no podía dormir. Esto alteró tanto mi sueño que a la hora de dormir no sueño como las demás personas, simplemente me "apago" y desconecto de mis responsabilidades por un momento para luego volver a trabajar.
Es martes. Hoy, por alguna extraña razón, desperté antes que el despertador, por lo que me quedé en la cama pensando un poco sobre lo que aconteció ayer con Damián.

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—¿Por qué lo dijiste? —preguntó Damián de repente. Yo lo miro extrañado mientras sigo comiendo, no entendí su pregunta de una vez, pero luego supe a qué se refería.

—¿Te refieres a lo de que me repudian los pájaros?
—Querrás decir gais. Pero sí, eso.
—... Porque es la verdad.
—Entonces, eres homofóbico. —dijo, no sé porqué, pero de alguna forma yo realmente no me cuestioné eso, simplemente no quería estar cerca de ellos.

—No lo sé, supongo que sí. —dije despreocupadamente, mientras seguía comiendo. Damián se me queda mirando extrañado—. Pero no creas que por eso te pondré una pistola para que dejes de ser pájaro o gay, cómo sea que le llames.

—... —Damián no dejaba de verme, ahora su mirada no era extrañada sino que parece más de intriga con su sonrisa burlona—. Que gracioso eres.

—¿Me ves cara de payaso o qué? —Me molesté. Damián niega con la cabeza mientras reía, su risa era muy linda...

—Vamos a tomar unos tragos después de comer.
—Tú pagas.
—Está bien.

Después de ahí estuvimos bebiendo unas cervezas bien frías mientras charlamos un rato más, me sentí borracho pronto, por lo que decidí marcharme primero y él dijo de acompañarme a casa, pero le dije que estaba bien. Tomé un taxi y llegué a casa, ni siquiera me bañé, solo me tiré a la cama y espere que me llegase el sueño.

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No sé porqué, pero tengo el presentimiento de que algo pasará hoy. La alarma sonó y me dispuse a hacer mi rutina como de costumbre. A las 8:40 a.m. ya estaba en el local, pero al parecer no había nadie adentro, Damián suele estar aquí primero que yo, pero supongo que se retrasó esta vez.

—¿Será que bebió demasiado...? Quizás no debí dejarlo tomar solo tan tarde. —Me preocupé pensando en las posibles cosas que le pudieron haber pasado, pudo haberse emborrachado o quizás lo pudieron atracar. Ciertamente el sitio al que fuimos era conocido por sus peleas callejeras, pero los precios baratos.

Pasaron los minutos y Damián no llegaba, por lo que empecé a preocuparme más y más. Recordé que él me había dado su número así que aprovecho y busco en mi bolsillo del pantalón, que casualmente era el mismo que esa vez, saqué el papel y marco al número.

~Riiing, riiing~

—Mierda, ¿por qué no contestas, en serio te pasó algo?
—¿Aló? —Al escuchar su voz del otro lado del teléfono sentí un profundo alivio. Suspiré para soltar los nervios.

—Te estoy llamando porque estoy esperando y no apareces, ¿Dónde estás?
—Detrás tuya. —me giré y, como era de esperarse, él estaba detrás de mí—. Veo que me extrañaste, es lindo que te preocupes por mí.

Me puse nervioso al oír lo que decía—. ¡No, no te confundas! Solo... Estaba cansado de esperar aquí afuera.
—Sí, claro.
—De igual forma, ¿Qué te tomó tanto tiempo?

Damián me miró con una sonrisa burlona, ¿Qué es lo que le causa tanta risa de mi cara de todas formas? Al final no respondió mi pregunta y solo entramos.

—Deberías pedirle al gerente una copia de la llave, así no tendrás que esperar por mí en la puerta para entrar.

—Bueno, tú siempre llegas primero que yo, así que no me molesta esperar unos minutos.
—Sí, pero creo que ya no estaré llegando temprano unos días, así que, pídesela.
—Está bien. —Damián caminó hacia el almacén con una expresión de seriedad.

«¿Qué sucede con él? ¿Estará molesto?»

Mi turno se había alargado más de lo esperado, puesto que el gerente estaba esperando una mercancía y necesitaba que alguien se quedase a esperarla, por otro lado, Damián debía irse por una emergencia.

—Ya me voy. No me extrañes mucho.
—Vete a la mierda... Cuídate. —Él me sonrió y se fue. A los pocos minutos el gerente salió del almacén.

—Oh, ¿Ya se fue Damián?
—Sí.
—Está bien, ten. —Me pasó unas llaves. —Son las llaves de las puertas, así no tendrás que esperar por él.
—Gracias, iba a pedírselas.
—Sí, Damián me dijo. Otra cosa, deberás venir a las 8:30 a.m., para que abras el local y organices un poco.
—Pensé que Damián solía hacer eso.
—Sí, pero él durará unos días viniendo tarde y saliendo temprano, cuento contigo.
—Claro, no se preocupe. —El gerente regresó al almacén buscando más sillas.

«¿Por qué llegara tan tarde? ¿Será algo serio? Antes tenía una expresión molesta.» Pensé y luego fui informado de que Damián estaba mudándose y por eso la alteración en su horario laboral, a los pocos días su horario volvió a la normalidad y solíamos compartir en los turnos.

Y así trabajamos con normalidad, cuando no había clientes hablábamos de cualquier cosa.
Así pasaron los días, semanas y meses. Damián y yo logramos acércanos más y más, hasta volvernos amigos, el amiente laboral fluía mejor y así podíamos convivir en paz; el gerente también estaba feliz, ya que para él el hecho de que sus empleados se lleven bien es bastante importante, así el área de trabajo era menos tóxica para todos. Ya era normal que habláramos siempre, compartíamos almuerzo e incluso seleccionamos días para beber que eran todos los 15 y 25, también días que tuviésemos libres y así.

Es agradable pasar el tiempo con Damián, sorpresivamente no es alguien tan molesto como lo parecía al inicio. Sí que llegaba a entablar confianza muy pronto, pero según él era porque ya nos habíamos topado antes, aunque no sé si esa sea una buena excusa. Con el tiempo las bromas que hacíamos se volvían más íntimas, refiriéndome a que ya "bugarron" era su apodo, pero él siempre me decía "closetero" o "popi seco".

Asimismo, un día como cualquier otro estábamos en el receso de almuerzo y decidimos pedir comida, el local estaba vacío porque eran las 12 p.m. y nos pusimos a hablar.

—Y... ¿Cómo te diste cuenta que eras bugarron?

—Pero no me llames así. —dijo entre unas pequeñas risas—. Yo soy gay y ya, ¿Cuál es tu problema? Si es porque tú no has salido del closet eso no son problemas míos.

—¿¡Y QUIÉN TE DIJO QUE YO ESTOY EN EL CLOSET!? Yo no soy pájaro... —dije tratando de ocultar mi evidente sonrojo, siempre me pasa cerca de Damián, lo cuál lo hace aún más molesto. Mientras bromeábamos, sentí mi teléfono vibrar.

Una notificación llegó al teléfono:

De: Acreedor (Deuda: Julia)
Recordatorio: Fecha de plazo para pago del mes de mayo, año 20** es el día 5. Por favor, no retrasar su pago.

—¿Cuándo fue que todo se fue a la mierda...?

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