Capítulo 13.

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Temporada 1, Show Me How To Love.
Ochenta mil. Capítulo 13.

—¡Oye, deja el teléfono y ayúdanos! —escuché como Javier me gritaba buscando mi atención. —¿Con quién hablas? Sonríes como una adolescente hormonal. —Javier me arrebató el teléfono, queriendo leer la conversación, empezamos a pelear y forcejeamos, le di un codazo y le arrebaté el teléfono—. Coño, pero mínimo es el pentágono que tienes en ese teléfono.

—Deja de husmear en mis cosas, metiche.
—"Dija di husmir in mis quisis", niñita.
—¡Javier, como el diablo!
—¡Uy, ya va a llorar!

—Javier. Deja de molestar a Francisco. —Brandon entró a la habitación con nosotros, fumando un cigarro, el cual apagó en la mano del sujeto que teníamos amordazado a la silla con nosotros, gimió de dolor y lloraba—. Así que, ¿Cuándo empezarás a cantar, pequeño canario?

Tuve que acompañar a mis hermanos a resolver un problema con uno de los clientes usuales porque no quería apegarse a las leyes del contrato y no quería pagar. Yo no vengo a este tipo de cosas, pero mi padre dice que si ayudo con el oficio me descontará días de mi deuda, así que a veces vengo a echar una mano, y así me libro de gastar todo mi dinero en la deuda; a pesar de tener mucho tiempo que no formo parte oficial de la organización, sigo recordando algunas cosas.

Javier se acercó al sujeto con una sonrisa maliciosa. —Veamos si el canario nos dice algo... No necesitas tus ojos para cantar, ¿O sí?— dijo para introducir sus pulgares en los globos oculares del tipo mientras este se retorcía y gritaba de dolor, no fue hasta que uno de sus ojos finalmente desistió, reventando y dejando brotar la sangre que Javier soltó al tipo.

—El... El bar de Smithfield, ahí se están reorganizando e implementando un nuevo sistema de compra y venta, los clientes se están desplazando a su mercado, por eso no he podido conseguir quienes me compren la mercancía y pagarles, ¡Pero juro que lo haré, por favor, créanme!— Brandon se paró del sofá en el que estaba sentado, se acercó al sujeto. desató los nudos que lo contenían y lo dejó caer en el piso, el hombre se arrastró y con sus manos agarró el zapato de Brandon—. ¡Pardo, por favor, sabes que nunca te he fallado, dile al señor 'Drilo que pagaré cada centavo! ¡Tenme piedad, por favor!

—Mierda, estás ensuciando mis zapatos. Serpiente, termina con él. No podemos tener testigos. —Brandon, o "Pardo", como es conocido dentro de la organización, es uno de los líderes ejecutivos con más rango dentro de la misma, el apodo fue dado por mi padre, a quién le conocen como 'Señor Cocodrilo', es quién da un apodo a cada uno en base a las funciones que íbamos a desarrollar y normalmente son nombres de animales.
Brandon movió su pie y con una cara de desprecio limpió la sangre en el mismo.

Javier soltó una risa. —Utilizar abreviaciones, incluso en esta situación, ¡realmente tienes agallas!— Alzó sus manos, las cuales agarraban un bate de béisbol con clavos incrustados de forma descuidada e irregular, estampando este en la cabeza del tipo hasta terminar con su vida.

—Dios, que asco. Pudiste haberle dado un balazo y ya, ¿No crees?— Dije ante tal escena.

—Me retiraron mi pistola por un par de días.— Respondió sin ganas—. ...Fue un "castigo" por una estupidez.

—Una estupidez que hizo que padre tuviera que pagar dos mil dólares en la comisaría.
—Diablo, Javier, estás lleno de mierda. Nunca sales de una. —Reí—. Ya me voy, tengo que salir dentro de un rato.

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