Parte 10

137 18 1
                                    

Cuando Javier despertó, Dante no estaba allí, pero a las pantallas no dejaba de llegar información nueva que, leyéndola por encima, le estaba dando un poco de miedo.

¿Todo lo que ponía allí era verdad? Si era así, mucha gente importante iba a caer.

Javier se puso de pie y una manta que había tenido por encima cayó al suelo.

¿Su hijo le habría puesto la manta por encima o había sido Dante? No lo sabía y en ese momento tenía demasiadas cosas en las que pensar como para dedicarse a ello.

Javier tenía el cuerpo dolorido de dormir en una postura rara e ignorando el por qué pasó la noche en la casa de Dante, salió hacia la cocina.

Allí vio a Oscar y Dante charlando tranquilamente mientras desayunaban y comprobaban información en una tableta.

- ¿Estarán las impresiones hechas? – Preguntó Oscar.

- El encargado dijo que estarían, pero si no es así, podemos pasarles la información que les falta por el correo electrónico.

- Sería lo más práctico porque no creo que sea muy viable hacer fotocopias para las 300 personas en tan poco tiempo.

Por su aspecto, ya que ambos llevaban camisetas y vaqueros, parecían que iban a pasar el fin de semana sin hacer gran cosa, así que lo que hablaban le despertó la curiosidad.

Como si Dante hubiera intuido su presencia, se volvió y le saludo.

- Buenos días.

- Buenos días.

Dante señaló encima de la mesa el abundante desayuno.

-Sírvete.

Javier se sentó a la mesa, y se puso algo de café y unas tostadas y mientras lo hacía, no pudo evitar fijarse en que Dante tenía los ojos rojos por falta de sueño y como reaccionaba con total normalidad después de haberse pasado la noche colaborando en encontrar pruebas para arrestar a los tipos que habían secuestrado a Oscar.

Ni si quiera él mismo sabía cómo reaccionar, ya que gastó gran parte de su vida acusándolo de ser un delincuente.

Y ahora ¿Qué debería decir?

Dante apenas le dedicó una mirada antes de fijarse en el reloj de su muñeca.

- Está todo listo. Ahora solo falta que tu recuerdes las normas.

Oscar giró sus ojos hacia arriba.

- Si, papá. Como si no me las repitieras cada vez.

- Si las recordaras, no tendría que repetirlas tanto.

- ¿Vosotros siempre estáis discutiendo? – Preguntó Javier.

- ¿Discutiendo? – Dijo Oscar- Esto no es discutir. Esto es solo Dante siendo sobreprotector conmigo.

- Oscar, si les das esperanzas a esas chicas estarán golpeando nuestra puerta durante semanas hasta que se den cuenta de que solo has estado jugando con ellas y recuerda que Kurama estuvo a punto de freír a una cuando intentó colarse en casa. –Dijo Dante intentando seguir con el tema.

- Yo no tengo la culpa que sean tan crédulas.

Dante le dio un capón a Oscar y le frunció el ceño.

- Son chicas jóvenes e impresionables así que, compórtate.

- Si, papá.

- ¿A dónde vais? – Preguntó Javier.

-Solo a una charla de las nuevas formas de programar. No te preocupes, estarás bien hasta que volvamos. – Dijo Dante antes de que Oscar pudiera abrir la boca.

La protección de un DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora