Capítulo 26: Ganas locas.

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DAMON

Ava no me contestaba al celular desde ayer y me sentía un tanto inquieto. Sabía que regresaba con su familia a la ciudad muy temprano en la mañana, así que el que no me responda me pone a pensar muchas cosas.

Luego de que Antoni destruyera mi celular con semejante pisada que le dio tuve que ir directo a la compañía a por otro.

—¿Qué te pasa? Pareces a punto de lanzar tu celular nuevo por el precipicio—habla Jason detrás de mí mientras hace unas cuentas.

Resoplo y suelto el aparato sobre la mesa llena de papeles y números.

—Es Ava, no me contesta las llamadas ni los mensajes.

—¿Preocupado?

—Sí, y molesto. Sé que ya está en la ciudad, estoy seguro que algo pasa, no me cabe duda que los Halcones y los Camaleones ya se dieron cuenta de que faltan cosas en su hogar.

—¿Tan rápido?

—Que se ponga a buscar el arma podría haber tardado meses para que se diera cuenta, pero cuando no vea el halcón de mármol en su sitio se desatará el problema, ya que eso hará que busque el arma y no la encuentre.

Jason asiente.

—Fuiste inteligente en tomarlo.

Sí, eso lo sé, pero no deja de atormentarme la reacción de ellos. Necesito ver a Ava, quiero saber cómo están las cosas en su casa, alguna información, algo que nos diga que podrían estar planeando después de esto, porque de algo estoy seguro, y es que de brazos cruzados no se quedarán, no por nada fueron los enemigos mortales de mi padre alguna vez.

Me remuevo el cabello un tanto cabreado. También no puedo negarme una cosa, no quiero verla solo por eso, quiero verla porque aunque no lo vaya a admitir en voz alta, he extrañado su cuerpo estos días. Estar con Ava se está convirtiendo en una pequeña adicción que me pone ansioso cuando no puedo tenerla, es como el momento de la abstinencia de un drogadicto, así me siento cuando quiero localizarla y no da señales de vida.

—¿No ha llegado Marcelo aún?—pregunto porque cuando llegué no escuché su asquerosa voz dando órdenes desde temprano.

—¿No sabías? Se ha tomado el día libre para irse a la playa, dice que tenía que celebrar de alguna manera el triunfo de anoche.

Mi cara se transforma en un dilema.

—¿A la playa? ¿Me estás tomando el pelo?

Jason niega divertido.

—Te juro que así ha dicho cuando ha llamado esta mañana. Dejó un mensaje para ti, y te lo digo textualmente: "díganle a mi lobo favorito que celebraré por los dos".

Ruedo los ojos.

—Imbécil—suelto molesto—. Él se queda haciendo el trabajo suave y encima de eso se va de pasadía a la playa. No sé cuándo será el día que se encontrará con uno peor que él y lo termine enviando al infierno.

Jason me mira con incredulidad.

—Sabes perfectamente que esa persona eres tú, no sé porqué te has tardado en hacerlo.

Mi Devoción #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora