Capítulo 1: Errores.

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       AVA

Saltarme la clase de Química no estaba realmente en mis planes. Mi hermano Levi es el más disciplinado, pero yo soy bastante dedicada a lo que me gusta también, así que no me esperaba aceptar la invitación de Gabriel a saltarnos la última clase e irnos por ahí a tontear.

Ese fue mi primer error del día.

Si antes era un poco enamoradiza, a mis dieciocho años bastante bien cumplidos me había vuelto una fan del amor, pero más que amor para mí eran caprichos que no tardaban mucho en disolverse. Así que cuando dejé lo que sea que tuve con Landon a mis quince años, empecé a experimentar los besuqueos con chicos que me gustaban, y nada me ha resultado placentero del todo.

A veces creo que tengo un problema de apego evitativo, por la parte de que no he podido formar ninguna relación profunda o duradera, pero luego descarto aquello porque la verdad es que yo no tengo problemas en expresar mis sentimientos a los demás, y tampoco me siento incómoda con la cercanía del sexo opuesto, así que deben ser solo tonterías de mi personalidad y ya está.

Hace poco me he encaprichado con Gabriel Montero, es un niño de último grado al igual que yo, y es muy guapo. Solamente hemos hablado unas pocas veces por mensajes de texto, y simplemente para pedirme una salida, el plan era conocernos mejor.

Aunque estoy rompiendo una de las reglas más sagradas que mis padres nos han impuesto, no saltarse la escuela. Pero la adrenalina es evidente en mí, así que me arriesgo y en cuanto la campana resuena por todo el instituto, Gabriel y yo nos subimos a su auto y nos fuimos directo a la ciudad.

Primera cosa que anoté mentalmente: Gabriel no era para nada divertido.

Quise poner música e ir cantando todo el camino pero me dijo que eso nos quitaría tiempo para hablar y seguir conociéndonos mejor, así que apagó completamente el radio y se dispuso a hablar sin parar.

Segunda cosa: Hablaba puras cosas suyas.

Ni siquiera me preguntaba algo acerca de mí. Todo en él era hablar de la universidad que iría el año entrante, que estudiaría para ser un gran empresario al igual que su padre y qué productos usaba para mantener su cabello tan suave.

¡Puaj! ¿Eso por qué tenía a mí que interesarme?

Suspiré y me dije mentalmente que aún merecía la pena darle la oportunidad de ver como se comportaba luego.

Ese fue mi segundo error del día.

—Llegamos.

Cuando nos detenemos no reconocía la carretera hasta que veo el único letrero que se espande grandemente delante de nosotros.

—¿Me trajiste a un bar?—Le pregunto anonadada.

Él sonríe como si yo estuviera feliz por ello.

—Sí. ¿No es genial? Salir del instituto y tomarnos unas cervezas sin que los adultos nos digan que hacer.

Esto tenía que ser una broma.

—Gabriel, son las tres de la tarde. ¿Tomar cerveza fue lo mejor que se te ocurrió para tener una cita?

No podía ser verdad.

Él se encoge de hombros.

Gabriel es muy guapo físicamente, pero me estoy dando cuenta que ni sus ojos claros, ni sus rulos rubios me están pareciendo tan bonitos como hace unas horas atrás.

—Vamos, Ava, no te hagas la santa ahora. Te he visto con tus primas, y con los chicos que sueles tontear por ahí.

—¿Y qué tiene eso que ver con el alcohol?

Mi Devoción #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora