Capítulo 46. |Instintos obsesivos.

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 LEVI

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LEVI

Estar lejos de Eris estaba acabando conmigo.

Estaba bastante enojado porque parecía que ya no íbamos a tener problemas referentes a nuestra relación, pero tía Peyton siempre encontraba la manera de arruinarlo todo.

Lo que no me cabía en la cabeza era la razón de que Eris hubiera aceptado ir con el tal Dan a ver aquella universidad, como si le estuviera dando esperanzas a sus madre de quedarse en Beverly Hills luego de terminar el instituto.

La cabeza me pesaba, y el cuerpo parecía cargar con una pila de libros pesados encima que no me dejaban respirar con normalidad. Los exámenes finales ya habían empezado en el instituto, y pronto estaríamos graduándonos y marchándonos a Princeton, cosa que a la vez de emocionarme me causaba frustración porque dejaría a Eris bajo la merced de su madre todo ese tiempo sin poder intervenir en nada.

Me encuentro estudiando para el parcial final de hoy en el comedor al aire libre que tiene el instituto. Las ganas de buscar a Eris me carcomen cada segundo, pero no puedo negar que estoy enojado con ella por haberme ocultado que se fue con aquel muchacho a ver otra universidad que no es la de su destino oficial. Es como si estuviera cambiando de planes, y eso me perturba.

Archie se acerca y se sienta frente a mí como un hombre que está harto de la vida. Frunzo el ceño porque parece como si estuviera metido entre una tormenta de arena que le ha nublado el pensamiento.

—¿Qué te pasa?—dejo a un lado el estudio y me concentro en la cara de amargado que trae mi primo.

—Aún no puedo creer que Trevor ande por ahí de manitas sudadas con Alma—comenta malhumorado.

Resoplo.

—A ver, Archie, pero ni que estuvieras celoso por eso. ¿No me digas que ahora te gusta Trevor?

Me le río en la cara y él me mira mal.

—No digas estupideces—alarga—. Es que no creí verlo nunca así, como un soldado caído. El único romántico eres tú, así que te habíamos dejado el trono pero ya veo que Trevor te ha robado la corona.

—Al contrario de ti yo si me alegro por él, ya era hora que se decidiera antes de que Alma se hubiera buscado otro—le digo contento—. Cosa que deberías estar haciendo tú también.

Hace un gesto como si no entendiera.

—¿Y yo por qué?—se hace el tonto.

—El día menos pensado Lindsay se hace novia de ese tal Ricky y tu quedarás en el olvido, si no es que ya lo sea—le recuerdo.

Mi Devoción #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora