21. No hacía falta

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Cuando llegamos al río ya había mucha gente en el lugar, habíamos ido tarde ya que anteriormente cada uno estaba con su familia. De un auto grande salía una música intensa y había una fogata que le daba claridad al lugar; era una noche cerrada y fría a pesar de haber sido un día realmente hermoso. Puse mi chaleco y caminé tras de mis amigos hasta conseguir unos tragos. Me gustaba la cerveza y era lo más suave que había allí, así que tomé una y me senté junto a Nina que tomaba vodka con algo, no sabía bien pero ella dijo que era algo dulce.

A Nina no le gustaba hablar mucho, pero era bastante simpática cuando se lo proponía, nos llevábamos bien y eso era genial teniendo en cuenta que siempre éramos las únicas dos chicas a donde fuera que fuéramos con los muchachos. Nos habíamos besado un par de veces, pero era más que nada por diversión y no lo encontraba extraño, me gustaba llamar atención de todos haciendo esas estupideces.

Álvaro se sentó a mi lado y pasó su brazo por encima de mis hombros, no le dije nada porque él ya sabía que entre nosotros no pasaría nada más. Había hablado con él y le había dicho que seguiríamos siendo amigos pero nada más; me dijo que estaba bien, no le interesaba una relación seria con nadie pero me advirtió que no me metiera con ninguno de sus camaradas, es decir, ninguno de los presentes en ninguna fiesta que fueramos. No me pareció algo estúpido, después de todo el era el macho alfa y no quería perder reputación, además yo no estaba interesada en nadie más que no fuera Fidel.

Fidel... él realmente se había enojado conmigo antes de salir, pero tenía que entender que yo quería compartir tiempo con mis amigos además de mi familia. Yo lo amaba, pero no me gustaba estar con él cuando Roxanne y el resto estaba mirando; además hubiera sido sospechoso que rechace la oferta de salir sólo porque quería quedarme con la familia. Hablaría con él, dejaríamos algunas cosas en claro y le diría que no me gusta que se ponga así de celoso y mucho menos con Álvaro y Víctor que eran simplemente mis amigos.

Prendí un cigarrillo y me recosté en la arena a mirar las estrellas, en ese lugar, alejado de la ciudad, realmente se veían más grandes y más hermosas. La cabeza de Nina se puso junto a la mía y de reojo la vi sonreír, ella ya se había metido algo, se le notaba en su mirada brillante. No me molestaba, pero a veces me preocupaba porque ella apenas tenía 16 años y no sólo se drogaba en las fiestas, lo hacía habitualmente como Álvaro y estaba sospechando que Víctor igual.

—¿Tú crees que él me quiere?

—¿Víctor? —quise saber mientras ella me daba una afirmativa. Me tomé mi tiempo para responder dándole una calada mi cigarrillo. —Yo creo que sí. Llevan mucho tiempo juntos, tú le gustas mucho y creo que te quiere.

—Me alegra oír eso... a veces pienso que no siente nada por mí, que sólo está conmigo por el sexo.

—No, Víctor no parece esa clase de persona —aseguré apretando su mano.

—¿Tú quieres a Álvaro?

—Bueno... es algo así como complicado. Él es mi amigo y lo quiero, pero no me gusta como otra cosa que no sea como amigo.

—¿Por qué no?

—No lo sé, simplemente no siento que pueda llegar a amarlo —respondí largando un suspiro. —Él tampoco lo haría conmigo, creo que está enamorado de alguien más.

—¿Tú crees? —me reí fuerte ante su inocencia y ella me miró perdida hasta que entendió que sólo estaba bromeando, rompiendo a reír también. —Sí, Álvaro no serviría para una relación con nadie.

—¿Tú quieres a Víctor?

Nina se tomó su tiempo para responder, manteniendo por un largo rato el silencio y luego larga un suspiro.

—Supongo.

—¿Supones?

—Sí, no sé. Él me gusta y todo, y creo que nos llevamos bien y eso pero... —se giró y apoyó su cabeza en su mano para mirarme. —Pero es que sólo nos vemos cuando salimos, me gustaría, tú sabes, ir al cine, salir a cenar o algo...

—¿Le dijiste eso alguna vez?

—Repetidas veces, pero él no quiere. Dice que no tiene tiempo o no tiene ganas, y cuando le digo si puedo ir a su casa también se niega, tampoco ha querido venir a la mía... es como que somos novios sólo cuando salimos.

—Hablaré con él... aunque no creo que tenga que ver contigo, quizás tiene problemas en su casa o algo —dije distraídamente. Sabía que era así, pero no entendía qué tenía que ver Nina en todo eso o porqué se estaba comportando como un idiota con ella.

—Gracias —dijo volviendo a recostarse a mi lado. —Eres bastante buena.

—¿Gracias?

—Es que cuando recién nos conocimos no hablaban bien de ti... habías dejado a Brandon por Álvaro y te habías ganado una mala reputación —guardó en silencio por largo rato y luego largó un suspiro. —Estaba celosa de ti, pero Víctor me ha dicho que nunca ha pasado nada entre ustedes.

—No que yo recuerde... —respondí sincera setándome y mirando más allá. La gente comenzaba a bailar y eso me estaba llamando. —No te puedo mentir, hay veces que despertaba en su casa o a su lado, pero no recuerdo haber hecho nada con él... supongo que nunca pasó.

—Él dice que no —aseguró poniéndose de pie antes de sonreírme. —Vamos a bailar.

Acepté y a pesar de no estar ebria ni drogada empecé a seguirle la corriente a Nina y pronto estuvimos tan prendidas como el resto de los que allí bailaban. Los muchachos no tardaron en unírsenos y Álvaro sacó la droga, pero me negué, había hecho una promesa y no pensaba romperla, no esta noche. Él me miró confundido pero no insistió.

Tenía que admitir que esa noche no fue tan genial como las demás. Me cansé de bailar antes que todos, no bebí más porque la cerveza se acabó y no quería bebidas fuertes, estaba cansada y aburrida, se me habían acabado los cigarrillos y los únicos que habían allí eran de marihuana, y por sobre todas las cosas no podía sacar a Fidel de mi mente.

Sinceramente quizás debería haberme quedado con él. Aunque fuera mirando una película, no lo sé, no pensé que no podría dejar de pensar en él y creí que salir un rato me distraería, pero no... había sido peor, quería verlo de inmediato.

Cuando vi a Guillermina montarse en un auto con un sujeto corrí a ella; me miró extrañada, hacía mucho tiempo que no hablábamos y hasta estaba segura que era una de las que habían empezado a hacer circular sobre mi mala reputación, pero no me importaba. Le sonreí amablemente y le pedí si no me podían llevar a casa, era obvio que mis amigos no se irían tan pronto y yo sólo quería ir a dormir. Su acompañante asintió y accedieron a esperarme mientras iba a avisarle a los demás que me iría. Apenas me prestaron atención, pero creo que entendieron que no volvería con ellos.

El viaje de vuelta fue tranquilo, nadie dijo nada y sólo cada tanto ellos intercambiaban miradas y sonreían. Les di la dirección de mi casa y cuando llegamos les dí las gracias para luego correr a la puerta; ingresé sigilosamente, no quería que nadie despertara porque no iría directamente a mi habitación, quería verlo, aunque sea dormido.

Caminé despacio hasta la puerta de su habitación y la encontré semi abierta por lo que empujé ingresando un pie; su cortina estaba abierta dejando ingresar la luz de la calle que daba directamente en su cama. Me quedé parada en mi lugar, no hacía falta ingresar más porque Fidel no estaba allí.

Trilogía Imposible: 1. Imposible (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora