15. Sonrisas.

309 27 4
                                    


Las encontré llorando y me paralicé en mi lugar. Por un momento pensé que Roxanne había lastimado a Piera, que habían discutido y ella había hecho una locura, porque sinceramente parecía como si alguien hubiera muerto allí.

Me quedé paralizado y oí a Roxanne repetir "Lo lamento" muchas veces y entré en pánico. Lo único que podía ver desde mi posición era que Piera era sostenida por ella.

Por un momento pensé que quizás Roxanne había descubierto lo que habíamos hecho y se había vuelto loca. Eso sería la única explicación lógica que se me ocurría para poder explicar el abrazo contenedor de Roxanne y las disculpas que les estaba dando.

—¿Qué sucede aquí? —no fui yo quien preguntó. Yo ni siquiera me había podido mover. Mi padre se paró a mi lado y observó la escena. Él estaba molesto, molesto además de borracho. —Roxanne.

Mi hermana se separó de Piera lentamente y con amabilidad. Limpió las lágrimas de las mejillas de ella y hasta le mostró una pequeña sonrisa de consuelo. Eso era tan aterrador que yo aún no me podía mover.

Ambas se veían horribles. Sus ojos estaban hinchados y sus mejillas llenas de lágrimas. Yo sabía que fuera lo que fuera que había pasado entre ellas no era nada bueno.

Respiré aliviado cuando pude chequear que Piera no estaba lastimada. No por lo menos físicamente.

—Charla entre hermanas, eso es todo —respondió mi hermana simulando una sonrisa. —Piera ya se disculpó por lo de la fiesta y por llegar tarde al almuerzo. Ahora iremos a su alcoba para que pueda cambiarse, arreglarse y luego bajaremos a compartir con ustedes ¿Está bien?

—Claro, no tarden —acreditó papá pasando hacia la cocina.

Roxanne ayudó a Piera a ponerse de pie y la comenzó a dirigir escalera arriba.

—Piera —dije con desesperación. No importaba lo que mi hermana dijera, realmente me preocupaba Piera.

—Ella está bien Fidel, sólo discutimos y la discusión se puso un poco fea. Ahora trataremos de calmarnos y bajaremos, no te preocupes —aseguró Roxy empujándola delante de ella.

Quería ver sus ojos, que me dijera que realmente estaba bien, pero no me miro, ni siquiera vi una mínima intención de girarse a verme.

Cuando regresaron al patio dónde las esperábamos para almorzar, Piera llevaba puesta la ropa que mamá le había comprado para la fiesta de la noche anterior a la que no se había presentado para irse por ahí con sus amiguitos, Víctor y Álvaro. Era un vestido blanco con flores grandes y negras hasta la rodilla, nada que destacar pero Piera realmente lo lucía. Me obligué a dejar de mirarla y nos sentamos a comer en completa calma. Por primera vez en mucho tiempo llevamos una comida en paz sin peleas entre Roxanne y Piera.

—Quería pedir disculpas —dijo Piera de pronto llamando la atención de todos. —No quería ir a la fiesta, debí avisarles antes y no simplemente no aparecer por allí.

—Debiste hacerlo —aseguró Rocco con enojo. —Me perdí el final de The Walking Dead por tu culpa Piera.

—Lo lamento.

—Está bien que no quieras hacer cosas Piera pero procura avisar la próxima vez ¿De acuerdo? —dijo mamá con amabilidad. Piera asintió con una sonrisa fingida en sus labios.

Yo sabía de sus sonrisas, sabía cuándo una era fingida, cuándo era sincera o sarcástica, cuándo sonreía por cortesía o cuándo lo hacía simplemente involuntariamente.

—Dile lo otro Pire...

¿Pire? ¿Por qué Roxanne la llamaba Pire? Pensé que se odiaban, pensé que Piera y ella no se podían ni ver debido al amor que Piera sentía por mí ¿Qué pasaba ahora?

Trilogía Imposible: 1. Imposible (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora