26. Normal.

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La noche del 31 debí darme cuenta de que algo no andaba bien, pero estaba tan estúpidamente feliz por mi fin de semana con Fidel que no vi venir los acontecimientos que se presentarían unos días después.

Parecía estar todo normal pero habían silencios incómodos y miradas cómplices entre Roxanne y Jorge, los ignoré y traté de que la noche fuera tranquila. Sacando el hecho de que papá cayó borracho antes de las doce y Lucy rompiera en llantos cuando todos estaban prestándole más atención a la pequeña de la familia que a ella, todo fue normal.

Mamá salió esa noche luego del brindis, otra vez. Papá dormía en el sillón de la sala y el resto de nosotros compartíamos una bebida en la mesa de la cocina; Lucy dibujaba y Rocco opinaba como un verdadero adulto en la conversación que Fidel y Jorge tenían. Por su lado Roxanne no dejaba de insistirme en que debería salir con mi novio y mis amigos que había visto la noche de navidad.

—Álvaro está con su familia en las afueras y los muchachos no han contactado conmigo —mentí. Los tres me habían enviado mensajes pero no quería salir esa noche, quería quedarme allí con Fidel aunque fuera actuando el papel de hermana. —De todas maneras estoy cansada, hoy fue un día largo y en un rato más deberíamos ir a la cama. Mañana visitaremos a la abuela ¿No?

Oh sí, tenía una abuela mucho más insoportable que Roxanne. La mamá de mi padre, una mujer que seguro tenía algún parentesco con Hitler o Mussolini, tenía mucho dinero y era viuda desde hace más tiempo del que pudiera recordar. Por alguna razón ella también se había enterado de mi amor enfermizo por Fidel y no me quería en absoluto; supongo que Roxy le contó, después de todo siempre se habían llevado muy bien.

—Oh... es cierto, tenemos un viaje largo y por lo que veo Jorge y Fidel deberán conducir —dijo casi en un susurro. Se avergonzaba de nuestros padres tanto como nosotros pero era demasiado orgullosa para admitirlo. —Y dime Pier ¿Cómo les fue el fin de semana?

Ahí estaba la pregunta. Mamá obviamente le había contado.

—Bastante aburrido, pero vi una carrera que me gusta en una universidad pública.

—¿Ah sí? —la pregunta vino de Roxanne y Fidel. Había olvidado que no le había dicho nada.

—Ajá. Publicidad. Algo fácil y llamativo, realmente me gustó. Quizás no empiece este año porque seguramente ya cerraron las inscripciones pero el año que viene estaría bien —sonrió pero me encuentro con una mirada indescifrable en Fidel. ¿Estaría molesto o sorprendido? —Podrían irme a visitar o yo podría venir seguido por si alguno me extraña —dije revolviendo el cabello de Lucy pero mis palabras iban más que nada para Fidel.

—¿Qué más hicieron? —continuó Roxanne. Apreté mis puños en mi regazo pero le respondí con ligeresa, ella no tenía que sospechar nada.

—Pues, visitamos los alrededores, fuimos a algunos museos y comimos en algunos lugares...

—¿Dónde se quedaron?

—En casa de un amigo —respondió Fidel por mí. —Vive con sus padres y siempre me dicen que los visite. Estaban contentos de conocer a mi hermana —sonrió amablemente. —Olvidamos comprarte algo Roxy, lo lamento. Lo haremos la próxima vez que vayamos.

—¿Llevarán a Lucy y Rocco esta vez no? —su pregunta fue incisiva.

—Claro, Piera se los prometió a los muchachos.

—Sí, y además para quedarnos sólo en casa prefiero ir con ellos... apenas tengo 14 años y Lucy 7, aún muy pequeños para quedarnos un fin de semana solos —dice Rocco de mala gana. Ellos no habían sabido de nuestros padres esos días, me sentí muy mal al saber eso pero no me arrepentía de mi viaje con Fidel. —Ni siquiera viniste cuando llame Roxanne, odio que te hagas la que te preocupas por nosotros cuando no lo haces...

Trilogía Imposible: 1. Imposible (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora