ᴠᴇɪɴᴛɪᴄɪɴᴄᴏ

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Antes de empezar, primero que todo, aquí les dejé una canción que van a reproducir cuando vean la señal a medida que lean el capítulo!

Jungkook.

Mi mejilla se encontraba acariciando su pecho desnudo disfrutando de cada uno de sus latidos, elevé mi rostro hacía el de él y estaba dormido plácidamente. Mis dedos se deslizaron por la suave mejilla percatándome que realmente parecía un ángel, de tan solo verlo me llenaba de total paz.

Mi mano tomó la suya, tan pequeña entre las mías, tan delicada. Acaricié su dedo anular con mi pulgar sintiéndolo demasiado vació, quizás estaba un poco loco pero desde aquella noche ya lo había decidido.

—¿Vas a desarrollar ahora una nueva obsesión con mi dedo? —Murmuró su dulce voz ronca y volví mi mirada en su dirección notando que me había descubierto soñando más allá de mis barreras. Me dedicó una pequeña sonrisa que detuvo mi corazón y llevé su mano a mis labios para besarla.

—¿Has dormido bien?—Pregunté y el asintió muy fresco. Apartó su mano de la mía colocándola sobre mis labios y jugando con estos entre sus dedos.

—¿Crees que no lo haría después de cómo me lo hiciste anoche?—Murmuró apenado con sus mejillas bastante rojas y yo solo solté una carcajada. Jimin apenado era la mejor parte del día.

—Jimin, estuve pensando algo.—Murmuré sobre sus dedos y cerré mis ojos.

—¿Es algo malo? —Noté la preocupación en su voz y como había apartado sus dedos temblorosos, pero tomé estos volviéndolos a colocar en mis labios. Mis ojos se posaron sobre los de él.

—Desde que te vi actuar con aquél niño, pensé, que algún día me gustaría que adoptáramos. Cuándo creciéramos me gustaría vivir esa experiencia contigo o al menos alquilar un vientre, quiero despertar viéndote a ti con un pequeño o pequeña correteando y tener claro en mi corazón que los tendré que proteger con mi vida incluso. —Podría decir que hasta yo mismo estaba sorprendido de lo que había dicho y de cómo al pasar el tiempo este chico me hacía cambiar por completo, me ablandaba como nadie podría hacerlo.

Sus ojos brillaban mientras el labio le temblaba, sabía que se estaba conteniendo las lágrimas. Tomé su rostro entre mis manos dejando mi frente sobre la de él y suspiré. —No quiero que llores, sonríe para mi.—Él asintió con dificultad y sonrió sin poder evitar esa pequeña traviesa lágrima. La limpié con mi pulgar y mis labios se unieron a los de él para evitar el llanto, era un beso demasiado puro e inocente, si se pudiera transmitir todo lo que sentía en el momento a través de un beso, lo estaba haciendo.

Mi mano se posó sobre su pecho notando como este se aceleraba y sonreí sobre sus labios acariciándolos al mismo tiempo con los míos, sabía que volvería a hacerle el amor, lo necesitaba a cada momento.

Días después.

Había decidido sentarme al lado de Jimin durante las siguientes cuatro clases y este simplemente no lo podía creer, no pude evitar reír ante sus expresiones al mismo tiempo que me sentía feliz. Realmente quería que las cosas empezaran a cambiar y a mejorar para nosotros dos.

—¿Te parece si vamos por un helado después de clase?—Le pregunté mientras dibujaba un pequeño corazón en su cuaderno.

Él sonrió y apartó mi mano para dibujarle una flecha atravesada. Aparentemente estábamos siendo demasiado cursis últimamente ¿O No? —¿Es una cita?—Sonrió cómo un niño y yo asentí provocando que este diera pequeños aplausos. De repente fuimos interrumpidos por uno de mis amigos y rápidamente cerré el cuaderno notando la extraña mirada de Jimin sobre mí pero preferí ignorarle, yo era tan jodidamente cobarde aún.

Último latido (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora