ᴠᴇɪɴᴛɪᴛʀÉꜱ

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Jungkook.

Que semana de mierda me había tocado, eran más mis ganas de secuestrar a Jimin y llevármelo a cualquier lugar en vez de estar en esta maldita casa con ese idiota.

Dejé los bolsos sobre mis hombros y seguí al menor hacía la puerta. Pude ver como tocaba el timbre con emoción, realmente amaba verlo feliz pero esto me estaba dando ya mala espina.

Por suerte fue su madre quien nos recibió y nos dejó pasar. Ella siempre ha sido bastante dulce conmigo por lo cual estoy agradecido, mas que todo porque gracias a ella nació quién robaría mi corazón.

No había rastro del mocoso en ningún lugar, quizás él no estaría aquí después de todo y podría estar en paz con mi novio.

— ¡Jimin! —Chilló aquella voz y mis dientes rechinaron. Retiro lo dicho, el mocoso de mierda estaba rondando.

—¡Hoseok!—Dijo sorprendido Jimin y corrió junto a él para darse un gran abrazo. Acción que no podría tolerar ni un poco más.

— Ni te imaginas cuanto te he extrañado. —Sonrió con sus dientes de caballo y posó sus manos en las caderas de mi novio.

Eh, no. Ni se atreva.

Me dirigí hacía ellos y me metí en el medio apartándolo a él bruscamente. Pude notar como su mirada se posó inmediata sobre mí y la mala energía que esta poseía. Pero si de malas miradas tratasen, la mía ganaría. De verdad quería matarlo.

—¡Jungkook! ¿Porqué hiciste eso?—Volteé para encontrarme con el ceño fruncido de Jimin.

¿Es enserio? ¿Se iba a enojar conmigo?

—Deberías enseñarle a tu noviesito modales o te hará pasar vergüenza frente a las personas. —Mi puño se cerró y como si Jimin pudiera leer mis pensamientos, me tomó de la muñeca evitando que yo pudiese hacer algo, pero no se quedaría así

— Y tu deberías aprender a respetar lo que no es tuyo.— Dije volteándome hacía él mientras levantaba mi mentón. Era un simple enano de mierda, podría con esto.

—Tienes razón, no es mío. Aún. —Tuvo el descaro de decir y sentí como la rabia se había activado en mi. Me abalancé sobre él y escuché el grito de la madre de Jimin, las pequeñas manos de mi novio trataron de apartarme y solo por el simple hecho de que no quería hacerle daño sin querer, dejé libre al idiota y suspiré.

—Ven, vamos al cuarto. —Murmuró Jimin llevándome con él escaleras arriba.

Pasé mis manos sobre mi rostro mientras tomaba asiento en la esquina de la cama y veía a Jimin caminar de un lado a otro.

—¿Podrías calmarte?

—¿Calmarme? Acabas de quedar como un impulsivo frente a mi madre.—Cruzó sus brazos y frunció el ceño. Era tan hermoso cuando se enojaba, joder.

—¿Acaso lo van a preferir a él antes que a mi? Creo que tu madre entendería, porque ese idiota andaba coqueteandote.

—¿Coqueteándome?—Bufó.— Es solo mi amigo de la infancia, en ningún momento él ha hecho eso.

—¿Acaso todos aquí son unos ciegos? Sé las intenciones de ese imbécil. —Elevó su ceja y solo decidió darme la espalda mientras comenzaba a sacar la ropa de su pequeña maleta. Sabía que cuando actuaba de esa manera seguía enojado.

Me coloqué sobre mis pies y caminé hacía él abrazándolo por detrás.—Sabes lo duro que me pones cuando te enojas.—Murmuré sobre su oreja y pude notar como su piel se erizaba.

—Jungkook no empieces, estoy ocupado. —Sentí el nerviosismo en su voz y reí tomando el lóbulo de su oreja entre mis labios.

—Sabes que no aguantarás mucho. —Volví a murmurar y metí mi lengua dentro de la misma zona a la cual le daba mi atención. Un pequeño chillido salió de él dejando caer la ropa y se volteó de inmediato con su mirada fija en la mía.

Último latido (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora