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Jungkook.

Realmente las ansias y los nervios me carcomían. Jimin se encontraba dándose una ducha rápida luego de nuestra serie de juegos anteriores, yo estaba sentado en la sala esperando la orden de sushi que estábamos a punto de comer y pensando como podría perder los nervios para pedirle lo que desde hace un buen tiempo mi corazón había estado anhelando tanto.

El timbre me hizo sobresaltar del sofá y mi corazón latió demasiado rápido ¿tan sensible me encontraba?

Atendí el joven en la puerta entregándole su respectivo dinero y tomé las tres cajas medianas. Al dejarlas sobre la mesa, destapé dos y comencé a formar unos corazones sobre la mesa.

Antes de que Jimin pudiera salir del baño, me dirigí escaleras arriba casi corriendo y entré a la habitación donde había dejado al pequeño gatito. Seguía conservando la cuerda con el anillo atada a su collar por suerte.

Bajé con este y de inmediato escuché unos pasos provenir de arriba, me supuse que él ya venía bajando, así que fui a esconderme en la cocina.

—¡Ay, amor! ¿Realmente hiciste todos estos corazones? ¡No debiste! —Escuché su voz emocionada y contuve una pequeña risa de felicidad para que no pudiera ser escuchado.— ¿Dónde estés? no me digas que me has dejado solo.

—Jamás lo haría.—Dije como una promesa. Salí con el gatito entre mis brazos, los ojos de Jimin se agrandaron con ternura al instante y se acercó a mi en tres pasos largos.

—¿Y este gatito? —Lo miró como si fuera un niño pequeño y comenzó a acariciarle su cabeza.

—Puedes tomarlo, es tuyo.—Un chillido salió de él mientras lo tomaba, llenaba de besos al animal.

—¡Muchísimas gracias! Siempre había querido uno.

—Quizás pude haber hecho esto mejor.—Murmuré acariciándo mi nuca un poco apenado.

—¿A qué te refieres? —Me miró algo confundido.

—Y tal vez pude haberme esforzado más y lo siento por eso, pero no podía aguantar.—Dije lo último colocándome de rodillas y este aún estaba extrañado de lo que decía, más mis acciones.

—¿Qué estás haciendo?

—Fíjate en el collar del gato.—Dicho esto, sus ojos fueron directos a lo que le había dicho y desató la pequeña cuerda tomándo el delicado anillo entre sus dedos.

—Es hermoso.—Dijo mientras lo admiraba y se lo colocó.—¿Es para mí?—Preguntó con una gran sonrisa para luego dirigirme la mirada, pasaron tan solo unos segundos y se percató de la situación haciéndome reír.—No me digas que...

—Jimin, quiero que te cases conmigo ¿Lo harías?—Su mandíbula cayó, volvió a mirarse el anillo en su dedo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y apenas asentía.

—¿D-de verdad quieres esto?—Preguntó con un nudo en la garganta, me levanté tomándolo del mentón para que me mirase.

—Quiero esto y mucho más contigo. Te lo dije desde un principio, mi vida la quiero contigo; eres lo único que me complementa. —Murmuré limpiando sus lágrimas con mi pulgar y dejé un casto beso sobre sus labios para luego apoyar mi frente sobre la de él, apreciando mejor sus grandes e inocentes ojos.

—Gracias.—Apenas pudo decir y yo negué con la cabeza.

—No debes agradecer algo que realmente sale de mi corazón o mejor dicho de tu corazón, porque el mío te pertenece por completo.—Él sonrió y apoyó su mejilla en mi pecho mientras veía al pequeño gatito jugar con sus patas sobre sus brazos.—¿Cómo vamos a llamarlo?

Último latido (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora