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Jungkook.

Odiaba estos pantalones realmente, cada vez que trataba de meterme los bolsillos estos volvían a salirse. Terminé por rendirme y no perder el tiempo, realmente ansiaba ver a Jimin, me preocupaba lo que pudiera pensar por el simple hecho de que no había llegado a casa.

Estaba aprovechando que todos se encontraban aparentemente dormidos para dirigirme a la puerta e irme por una buena vez, pero, para mi mala suerte no fue así.

—¡Jungkook! ¿Donde vas tan temprano? —Preguntó Sotta saliendo de la cocina con un vaso de cerveza y pasó su brazo al rededor de mis hombros.

Me desquité sin ser muy brusco y me di vuelta hacía él. —Realmente quiero descansar y pasar un rato en mi casa.

—¡Oh, vamos! Vives solo, no tienes porque llegar ahora. Ya has descansado lo suficiente, deberías acompañarnos a mi y a Blake al centro comercial. Él necesita comprar unos Rolling Paper, casi ya no pasas tiempo con nosotros. Por tanto, no aceptaré un no como respuesta.

Suspiré un poco obstinado, no me quedó de otra que asentir. Saqué mi celular para dejarle otro mensaje a Jimin para que no se preocupara. De verdad esperaba que no se molestara conmigo, debía recompensarlo.

...

Si pudieran ver mi cara de matenme mientras se pueda, entenderían lo aburrido que estoy de andar aquí. Ya había perdido la cuenta de las veces que habíamos dado vueltas en el Centro comercial y cabe destacar que las "mujerzuelas" también nos acompañaban.

Decidí por mirar las vidrieras para al menos desviar mis pensamientos fuera del lugar, hubo una pequeña tienda que inmediatamente llamó mi atención; era de bisutería.

Miré hacía el grupo que se encontraba conmigo y al ver que estaban completamente distraídos me fui por aquél pasillo hasta entrar a la tienda, no estaba muy llena de personas a decir verdad, era bastante bueno ya que me permitiría apreciar cada cosa del lugar con más libertad.

La sección de los anillos fue lo que desde un principio me llamó a entrar, estaba completamente decidido a hacerlo, sin vuelta atrás.

Había encontrado uno bastante delgado de oro que rodeaba el dedo dejando un poco de espacio, en una esquina en la parte de arriba del anillo se podía apreciar la forma de un pequeño gato. Sabía cuánto a Jimin le gustaban estos, por lo tanto mi foco se encendió y obtuve la mejor idea.

Pagué el delicado anillo, lo escondí bastante bien en mi bolsillo mientras volvía al grupo, que aparentemente me buscaban como locos.

Me evité todo el cuestionario con el que me atacaron, solo abrí mi boca para hacer una pregunta bastante repentina ante ellos. —¿Saben donde puedo adoptar un gato?

A pesar de todas las miradas extrañas en un principio, una de las chicas me ofreció su ayuda y me alejé de todos yendo con ella al refugio de mascotas más cercano.

Un pequeño gatito parecido a una pelusa fue el que conmovió mi corazón, apenas podrían verse sus ojos grises. Lo tomé en brazos sonriente y compré un pequeño collar amarrando el anillo con una pequeña cinta dejándolo colgar de este.

Solo agradecí a la chica, salí del lugar bastante ansioso, sabía que esto le encantaría a Jimin. Moría por ver su rostro de felicidad ante esta sorpresa que iba a darle.

Pero al llegar a casa todo estaba solo, él no se encontraba por ningún lado. Bajé mi mirada y llevé al pequeño gato a una de las habitaciones dejándolo sobre una manta para que descansara, junto a un poco de comida. Volví a mi recamara y me recosté en el colchón mirando el lado vacío de Jimin.

Último latido (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora