Jungkook
Las semanas comenzaron a transcurrir rápidamente, las cosas seguían siendo monótonas y ya había perdido la esperanza de que algo pudiera cambiar. Los chicos estaban luchando por pasar sus materias y tomar las cercanas vacaciones de invierno sin ningún problema. Ellos seguían con sus constantes molestias hacía Jimin, las cuales yo les hacía caso omiso sin participación alguna y siempre me preguntaban por qué, pero nunca obtenían respuestas de mi parte ya que ni yo mismo sabía.
Desde aquella vez que dejé al chico lagartija en su casa, no volví a sentir algo parecido a aquellas raras emociones y me di cuenta de que no eran más que efectos de algún cuerpo extraño que hubiese consumido, al menos por ese lado todo había vuelto a la normalidad.
Me acomodé mejor la bufanda debido al frío que estaba comenzando y aquél gran ventarrón provocaba que no pudiera abrir muy bien mis parpados. De camino a casa solo me dispuse a patear las diversas hojas marrones que caían de los árboles.
Me desparramé sobre mí ya viejo sofá y perdí la cuenta de mis suspiros, al menos ya hoy era el viernes que tanto esperaba.
¿A quién mentía? Aquellas fiestas semanales no eran más que un infierno para mí.
...
Las mismas personas inútiles de siempre, música repetida y el mismo ardor bajando por la garganta, quemando mi estómago. Este día sólo quería ponerme hasta el culo de alcohol, quería pasar al punto de sentirme en otro puto mundo, de llevar mi imaginación a la realidad.
Restregué mis ojos encontrándome sobre el sofá, las luces de neón cubrían mi visión y esta vez la música era como si la escuchara lejos de mi pero allí estaban todos aquellos cuerpos a mi alrededor, tan pegados como si fueran a traspasar sus propias ropas.
Me percaté de un pequeño espacio vacío en el lugar y por un momento creí haber visto aquel chico pálido e inocente pero solo era producto de mi imaginación. Si mi mente se encontraba tan a flor de piel ¿Entonces porque no imaginármelo? Me pregunté mientras lo visualizaba en esa esquina con su mirada perdida observando a su alrededor, todo un mundo nuevo para él. Sonreí pasándome el pulgar por el labio inferior y luego vi como este chico no tan imaginario me sonreía.
Necesitaba verlo ahora mismo y no me importaría ir a hacerlo. Me levanté del sillón haciéndome espacio entre las personas hasta salir del lugar y aproveché la cercanía de esta zona hacía donde se encontraba, caminé unas cuantas cuadras hasta llegar a mi destino, Jimin.
Lo pensé unas cuantas veces para volver a escalar aquel árbol ya que sentía que todo a mi alrededor se movía de un lado a otro. Miré hacía el pasto rebuscando alguna piedrita que pudiera conseguir para lanzarla y visualicé una cerca de una pequeña laguna. A pesar de ser pequeña, cuando la tomé en brazos me parecía muy pesada pero no le presté atención, reuní toda la fuerza posible y lancé esta hacía la ventana.
Para mi mala suerte escuché como los cristales del ventanal se quebraron y se esparcieron algunos aquí afuera. Un Jimin más nervioso que las veces que lo había visto, se asomó por la ventana con un ¿Bate?
— ¿Quién anda allí? —Preguntó mirando hacía todas partes menos debajo de él. Menudo idiota.
—Estoy aquí. —Dije muerto de risa y escuché un chillido provenir de él, nada masculino. Más algo duro que golpeó fuertemente mi cabeza. Sí, me había lanzado el bate.
—¡Jungkook! ¡Jungkook! —Escuché aquella voz gritándome con desesperación mientras me agitaba. Abrí los ojos esperando que mi visión se esclareciera un poco más y me encontré con el angelical rostro de Jimin. ¿Estaba llorando?
—¿Por qué lloras? —Murmuré en aquella pregunta y apenas se percató de que me había despertado, este se abalanzó sobre mí abrazándome. Le di unas palmadas a su espalda no acostumbrado al afecto y lo aparté.
—¡Creí que te había matado! —Exclamó aún desesperado y me levanté del césped tomándolo de los hombros, ahora era yo quien lo estaba agitando mientras me burlaba de él.
—Deja de ser tan estúpido y reacciona. Estoy aquí, no puedes ser tan inocente ¿O sí? —El muchacho se calmó fijando su mirada sobre la mía y yo la desvíe hacía la ventana. —Eres bastante miedoso sin mencionar que alguien necesita una ventana nueva. —Sentí un golpe sobre mi brazo que no me dolió para nada y me volteé para encontrarme con el chico arrugando su nariz por el enojo.
—¿Miedoso? ¡No es normal que te rompan la ventana con una roca que pesa casi un kilo! ¡Pudo haber sido un ladrón! —Chilló alterado y se veía tan malditamente tierno que no pude evitar sonreír. —¿Y tú de qué te ríes?
—Eres demasiado tierno cuando te enojas. —Dije y toqué la punta de su nariz con mi dedo índice, pero este lo apartó de inmediato dejándome atónito.
—¡Debes estar agradecido de que mi madre utiliza tapones para los oídos! ¿Te imaginas si hubiera escuchado algo? Estuvieras en problemas. ¿Qué le diré mañana a mi madre? —Puso sus ojos en blanco moviendo sus manos con frustración en el aire. —Ya me inventaré algo solo para salvarte el pellejo. —El chico seguía discutiendo y yo solo le observaba evitando reír, pero necesitaba detenerlo, así que lo tomé del brazo y lo jalé hacía mi haciendo que este chocara con mi pecho, tan solo por un centímetro nuestras narices no se tocaban, sus ojos se expandieron y un leve rojo se reflejó en sus mejillas.
—Cálmate, mañana tendrás una ventana nueva y yo hablaré con tu madre. —Le murmuré y este asintió mientras me apartaba.
—¿Qué has venido a hacer aquí? —Preguntó jugando con la manga de su pijama.
—Se que sonará muy extraño, pero he venido a ver... —Me interrumpí cuando noté que su pijama era de "ositos" y solté una carcajada. —¿Qué mierda estas usando?
—E-esto... —Tartamudeó cubriéndose con sus manos y brazos, como si pudiera taparse.
—Déjame ver —Dije para molestarlo sacando sus manos y este comenzó a correr hacía su casa como un infantil. —Oh, no escaparás. —Amenacé divertido y corrí a toda velocidad detrás de él, cuando nos encontramos dentro de la sala, mi pecho tropezó contra su espalda cuando se detuvo en seco y pude inhalar aquel aroma que había hipnotizado mis sentidos, el olor que estaba impregnado en mi chaqueta, el olor que estaba sobre aquella sabana. No era algún tipo de producto, era su olor natural y era demasiado bueno. Había encontrado el lugar específico de su olor y era su nuca a la cual me encontraba acariciando con mi nariz mientras el chico se mantenía rígido.
Me aparté de él tomándolo por los hombros para darle la vuelta y este estaba sonrojado otra vez, creo que esto iba a volverse una de mis cosas favoritas en él y haría lo que fuera para verle de esta manera.
—¿Puedo quedarme a dormir? —Él asintió con demasiada cautela y yo me reí para quitarle lo incomodo a la escena, le di unos empujoncitos hacía las escaleras para impulsarlo a subir y le seguí hasta su habitación.
—El sofá últimamente esta mejor que los días anteriores. —Dijo mientras reía nervioso y se rascaba la cabeza. —Puedes tomar la sabana que quieras.
—Jimin, no quiero dormir en el sofá.
—¿Eh? —Me miró con una cara llena de confusión mientras yo acortaba nuestra distancia.
—Quiero dormir contigo.
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Último latido (Kookmin)
Roman d'amourJungkook es un chico rebelde que desconoce el amor y piensa que la felicidad se encuentra en su vida promiscua la cual el considera perfecta. Pero ¿Qué pasaría si el comenzara a sentir aquellas emociones desconocidas. Y que la persona que se la...