𝐂𝐨𝐧𝐢𝐮𝐦 ⁂ 𝐉𝐨𝐫𝐝𝐚𝐧 𝐋𝐢

Capitulo 5: Del odio a lo demás

𝐼𝓏𝒾𝓈  𝒲𝒽𝒾𝓉𝒶𝓈𝒽

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Hace 11 meses

El viento agita mi cabello haciéndome cosquillas en el cuello, la mayor parte de nuestro tiempo libre, si es que lo tenemos, lo pasamos en los jardines. Rain se da la vuelta sobre el pasto para quedar sobre su pecho y agita sus piernas mientras me mira con la cara recargada en sus manos.

—Oí que, siendo el monstruo que eres, le arrojaste café a Jordan —se ríe— Suena a algo que harías, pero por accidente.

—Enserio que no puedo ser más torpe —me cubro la cara dejando mi sándwich sobre mi mochila— Fue horrible, me tropecé y, dios, ni siquiera le había dado ni un sorbo y acabó encima de Li.

Ni siquiera me había sorprendido en el momento, solo había maldecido mi desgracia y había intentado disculparme con Li. Ese tipo de cosas, donde acababa con la dignidad por los suelos por llevar la desgracia a los demás, ya era una parte esencial de mi vida.

—¿Estaba caliente? —su pregunta sale después de su risa delicada— ¿Qué cara puso?

Solo de recordar el semblante deformado de Li, a mi cara llegan todos los colores cálidos que se pueden. Había sido una gran suerte, si se le podía llamar así, que tuviera aquella piel tan resistente, si hubiera estado en su versión femenina probablemente las ampollas no hubieran tardado en aparecer.

—Se enfado horrible conmigo —volteo a otro lado para que no pueda ver el dolor que me provoca la situación— Estaba tan caliente que salía vapor de su cuerpo y me miraba como si me fuera a matar en cuanto parpadeara.

En algún punto de nuestra interacción la mirada de Li fue tan intensa que pude imaginarme siendo estrangulada por sus delgados y largos dedos, incluso el aire me faltó por algunos minutos.

—Hubiera dado todo por verlo.

A Lorraine le fascinaba la molestia de cualquier persona, tal vez le generaba algún tipo de morbo. En cualquier ocasión, tomaba la oportunidad de molestar a los más ingenuos solo para mirar su cólera.

—Hablando de... —le enseñó la pantalla donde un mensaje de Jack me pide que pase el turno de la tarde sentada en el escritorio— Debo irme.

Me levantó, llevando el pedazo de sándwich que queda a mi boca, tomo mi mochila y avanzó por el campus hasta la sección de lucha contra el crimen. Al entrar a la sala donde se encuentran los escritorios, puedo ver a Li rebuscando entre sus cajones.

—Hola —saludó y, como siempre, no obtengo respuesta— De nuevo quiero disculparme.

Intento por última vez a que por lo menos dejemos el incidente del café en el pasado, pero su mirada hostil me deja en claro que no sucederá. Al sentarme en mi silla puedo sentir un líquido invadir la tela de mi falda. Miro extrañada hacia el asiento para notar un fluido espeso y naranja escurrirse por las orillas.

Mi primera idea es limpiar con papel, sin importarme lo que sea. Pero al abrir el primer cajón de mi escritorio, mis dedos se adhieren al metal, en cuanto logró despegarlos lo mismo pasa con el papel.

Un desastre pegajoso.

—¡Señor! —la expresión sale de mi boca con frustración, me encantaría maldecir como Jack, pero en lugar de eso solo arrojo frases religiosas— Jesucristo santo.

Los dedos se me pegan, unos contra otros y en cuanto intento pararme puedo sentir las piernas pegajosas aferrarse al cuero de la silla. Una risa me saca de mi pelea, haciéndome mirarlo. El chico frente a mí se ríe a carcajadas mientras se sostiene en la mesa, tiene aspecto de que se desmayará si sigue con la risa.