Capitulo 16: Feliz cumpleaños

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𝓦𝓱𝓲𝓽𝓮 𝓦𝓱𝓲𝓽𝓪𝓼𝓱

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Presente

"Perdóname Babe, quiero volverte a ver. Como gesto de buena voluntad, te deje un pequeño regalito". Una corriente eléctrica pasa por mi espalda, mi corazón late con fuerza al observar las palabras en mi celular.

—¿Todo bien? —pregunta Jordan a mi lado y mi respiración se corta—Deberías comer un poco, pareces mareada.

Tomo con fuerza mi celular, evitando que lo vea. Quiero ignorar el mensaje del número desconocido, la única persona que me llama de aquel modo es Allen y en definitiva Jor no puede enterarse de él.

Si se enteraba de todo lo que me había hecho Allen y todas las cosas que le estaba ocultando, no me vería igual. Sería la maldita perra que le había mentido descaradamente.

—Si, solo estoy un poco inquieta con lo que pasó con el doctor Cardosa—le aseguro con la poca seguridad que me queda— Me preocupa que ese chico, Sam, te haga daño.

Un malestar general se aloja en mi cuerpo. Jor se estaba acercando mucho al asunto de "The Woods" y eso era otra preocupación que debía sumar a la lista. Jor me había contado que Sam había raptado a Emma y después había ido por el doctor Cardosa, no había mencionado nada sobre aquella cárcel y eso me daba esperanzas.

La garganta se me cierra, impidiéndome respirar. Parece un poco cínico que los pájaros canten gustosos a nuestro alrededor y el viento mesa el pasto en el que estamos acostados, cuando por dentro ardo en el infierno de mis mentiras.

—De cualquier forma, te protegeré —aseguró apoyando mis manos para quedar sobre Jor— No permitiré que nadie ni nada te haga daño.

Susurro lo último y en mi cabeza me agrego a la lista de cosas que lo podrían dañar. Recargo mi frente sobre la suya cerrando los ojos, gravó en mis párpados cada detalle de su cara que ilumina la tenue luz del sol. A pesar de todo me encantaría quedarme en este momento, la sonrisa de Jor es sincera y sus ojos brillan en alegría.

—Te prometería lo mismo, pero odias que te diga ese tipo de cosas.

Estaba claro que no quería que se metiera en mis problemas, no quería que saliera herido por mi culpa.

—Prométeme que te alejaras de los problemas de los demás —lo miró fijamente a los ojos— En especial de alguien tan peligroso como dices que es el hermano de Rio.

Su mano sujeta parte de mi cuello para atraer mi cara a la suya y así acercar mis labios para darme un beso. El tiempo se hace difuso mientras saboreo cada centímetro de su boca.

Si no fuera un lugar tan público me arriesgaría a consumar cualquiera de los pensamientos que surcan mi cabeza. Me encantaría acariciar cada parte de su cuerpo y perderme en el placer que siempre experimento a su lado.

—Señorita Whitash —una voz me obliga a despegar mis labios de Jor, miro al chico con tanto rencor que tartamudea sus siguientes palabras— ¿Usted es la señorita B. Whitash?

—¿B? —preguntó confundida, en cuanto me doy cuenta de la situación me levanto rápidamente— Soy... Soy yo.

—Esto es para usted —su voz es un poco más segura, aún que no desaparece el miedo. Extiende una caja en mi dirección— Antes que nada, nuestro servicio de mensajería no se hace responsable de lo que contengan los paquetes.

Deja la caja en mis manos, en cuanto siento el cartón mi cuerpo tiembla. Miro fugazmente a Jor, no sé qué trae la caja y que Jor la vea me llena de toda la ansiedad existente en el mundo.

—Dicen que es tu cumpleaños. Dicen que también es el mío. Yeah... —canturrea en una voz melódica que me crispa— Me gustaría que bailaras...

Paso los siguientes tres minutos parada frente al chico soportando las miradas de los que se han ido aglomerado a nuestro alrededor. Sabía perfectamente quién había mandado aquel circo, cada cumpleaños Allen me cantaba aquella canción de su banda favorita.

Aprieto tanto la caja en mis manos que pierde su forma cuadrada, mi cuerpo tiembla incontrolablemente de solo pensar en que contendrá. No puedo abrirla aquí y ahora, aquella caja podía ser el final de todo o el principio del abismo.

—Con todo el amor, te lo manda la única persona en quien debes confiar, solo tuyo Allen. —En cuánto finaliza su presentación dejo caer la caja, con el horror azotando mi cuerpo.

Ni siquiera quiero voltear a ver a Jor, no quiero que vea nada en mi expresión. Manejo de inmediato todos mis sentimientos, haciendo uso de toda la fortaleza que me queda para dejar un semblante neutral.

—Te daré 500 dólares si marcas mi nombre para que nunca vuelvan a enviarme algo así —anuncio tomándolo del cuello de su estúpido traje— ¿Me oyes pendejo?

Exploto en cuanto se queda paralizado mirándome con terror. No puedo arriesgarme a qué algo parecido vuelva a pasar, nunca más.

—Mi nombre y el de Jordan Li —enfatizo, no puedo arriesgar a Li a qué ese idiota le mandé cosas— Te daré lo que sea para que tú grupito no se vuelva a acercar a nosotros, para que corras la voz de que nadie debe enviar paquetes a los Whitash.

El pobre chico solo asiente, hay terror en sus ojos y las personas a nuestro alrededor van desapareciendo con cada segundo. En cuanto siento la cálida mano de Jor posarse en mi hombro lo suelto. Cae al suelo en un golpe seco.

—No... No... —tartamudea mientras recoge sus cosas del suelo— Nunca más nos volveremos a acercar.

Se va, arrastrándose por el piso, en cuanto encuentra todas sus cosas.

—¿Qué fue eso? —pregunta Jor extrañada, en cuanto cambia de genero— ¿Que sucede?

Me volteo a su dirección, el miedo vuelve a mi cuerpo y en lo único que puedo pensar es en abrazarla con todo lo que me queda. En un movimiento fugaz tomo su cuerpo para estrujarlo contra el mío.

—No es nada. Todo está bien —lo digo más para mí que para Jor, mi voz se corta entre palabras— Yo... Iré con los chicos, les prometí que los ayudaría con un proyecto.

Despegó lentamente mis brazos de su espalda, antes de alejarme de su cuerpo definitivamente. Sonrió lo más calmado que puedo, pero todo me da vueltas.

Su cara me transmite preocupación, pero se mantiene en silencio cuando tomo la caja deformada y me voy. 

Al llegar al departamento lo primero que hago es llenar las paredes de oscuridad y sobre mi palma reposo líquido luminoso para poder ver.

Dentro hay un arreglo de flores de papel, entre los pétalos encuentro algunos animales de origami de colores vividos. Lo único que no concuerda en aquel conjunto es la memoria justo en medio de todo.

La tomo en mis manos temiendo que contenga videos explícitos de todo lo que me había hecho Allen. Debato por minutos, tal vez un par de horas, si es buena idea insertar el dispositivo en mi vieja computadora.

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𝐂𝐨𝐧𝐢𝐮𝐦 ⁂ 𝐉𝐨𝐫𝐝𝐚𝐧 𝐋𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora