𝐂𝐨𝐧𝐢𝐮𝐦 ⁂ 𝐉𝐨𝐫𝐝𝐚𝐧 𝐋𝐢

Capitulo 9: Contratiempos

𝓙𝓪𝓬𝓴 𝓦𝓱𝓲𝓽𝓪𝓼𝓱

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Hace 10 meses

Escribo con rapidez las últimas notas para el día en mi agenda, antes de empezar con todo el trabajo que tenemos. Una de las cosas que más me gustan es organizar el horario del profesor Brink, citas, planes, contratiempos.

Las puertas de su despacho se abren haciéndonos poner rígidos, Li al otro lado levanta la cabeza con tal rapidez que siento que se le va a romper el cuello, pero es comprensible, no sabes cuándo el profesor Brink va a aparecer para apuntarte con un arma.

—Jordan —habla mientras se dirige al espacio que hay entre los dos escritorios— Muchacho, necesito que entregues estos documentos a los federales.

Deja caer la carpeta llena de papeles sobre el escritorio, llenando el ambiente con un sonido seco. Si tuviera las orejas de un conejo estás se pararían tan alto como antenas. Los federales eran como llamábamos a las oficinas federales de asuntos súper humanos, eran como la policía para nosotros, y extrañamente cada tanto nos pedían los registros de diferentes egresados y alumnos.

¿Por qué querría que Li fuera ahí? ¿Cuál de los juegos retorcidos del profesor había ganado para ganarse esa oportunidad?

—Y ya que son cuatro horas de viaje y no tienes auto, White te llevará.

Me levanto ante las palabras del profesor. ¿En qué momento accedí a esto?

—Pero señor... —empiezo, pero no tengo la fuerza de seguir cuando su mirada da contra mi.

—Lo harán bien chicos. No se preocupen —toma del escritorio de Li un bolígrafo— Ahora me voy, debo ir a una reunión.

Frunzo el ceño recordando que su agenda está despejada hasta medio día, pero no lo contradigo, la mayoría de sus reuniones salen de improviso. Nunca habíamos ido a la FBSA, la mayoría de las veces mandábamos los documentos que nos solicitaban por correo, solo en casos extremos, Brink se hacía cargo de ir a dejarlos en persona.

—Vamos, asistente —su voz me irrita de sobre manera. Oído cuando se cree superior que yo solo por qué el profesor le da preferencia.

Tomo la mochila del piso antes de caminar detrás de él. Su postura es rígida y domínate, como la mayoría de las veces, incluso desde atrás puedo ver cómo infla el pecho con orgullo.

—Presumido, presuntuoso, altanero, arrogante, vanidoso, petulante, engreído —murmuro todos los adjetivos que lo describen de camino al auto.

El camino es silencioso, incómodo lo describiría mejor. Con la mirada fija en el camino apenas doy unos cuantos vistazos a mi acompañante que yace dormido sin señales de vida. Me la paso las cuatro horas y media sentada detrás del volante, con el radio de fondo en una estación que ni siquiera me gusta solo para calmar la soledad.

En cuanto freno violentamente en uno de los semáforos que hay alrededor de las oficinas, Jordan despierta en un sobresalto y solo logra calmarse cuando ve el edificio frente a nosotros. El estacionamiento subterráneo me sofoca, el miedo a morir bajo escombros me insista a adelantarme al camino.

En la recepción nos recibe un chico delgado, de pelo alborotado y sonrisa entusiasta. Puedo sentir sus ganas de cambiar al mundo, y me compadezco de él.

—Hola —algo en su voz grita que está nervioso— Mi nombre es Hughie Campbell, pero pueden llamarme Hughie.

—Yo soy Jordan Li, el profesor Brinkerhoff me mandó a entregar estos papeles —Li extiende su mano en forma de saludo mientras que con la otra enseña la pila de papeles que sostiene con fuerza.