Capitulo 29: Muerte

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𝓦𝓱𝓲𝓽𝓮 𝓦𝓱𝓲𝓽𝓪𝓼𝓱

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Hace 5 meses

Doy un paso sintiendo las piedras rasgar la piel de mis pies. La luz ilumina tenuemente el túnel en el que estoy atrapada, un par de vías de metal se extienden hasta donde alcanzo a notar.

Un destello se acerca a gran velocidad hacia mí.

Cierro los ojos con fuerza y cubro mi cara con mis brazos en espera del impacto. El sonido agudo de metal contra metal me genera un horrible dolor de cabeza, pero el golpe nunca llega.

En cuanto volvo a abrir los ojos, la oscuridad rodea todo mi cuerpo. Los rayos de la luna que logran pasar a través de las rendijas metálicas en la ventana me permiten ver el lugar.

Habitación 3133.

Me quejo en silencio en cuanto otra punzada perfora mi cabeza, me encojo ante el dolor. Llevo mis manos a mi cabello, lo que me hace notar la sangre que brota de diferentes cortes en mi piel.

Puedo oír la música que reproduce la laptop de Li, es la lista de canciones que siempre pone cuando necesita concentrarse. Por inercia volteo hacia la cama donde puedo ver como su escultural cuerpo se extiende, sus brazos flexionados se aprietan contra aquel conejo que le regale hace algunos meses.

Se ve tan tierna.

Empujo mis piernas en su dirección, ignoro lo mucho que tiemblan, lo poco que me sostienen. Las sombras se escurren por el piso hasta llegar a mis pies descalzos, se enredan por mi piel y reptan hasta mis brazos inundándome de una sensación bastante dolorosa.

Me recargo sin mucho cuidado en el mueble al lado de la puerta. Mis parpados se cierran en contra de mi voluntad, cada fibra de mi cuerpo manda impulsos dolorosos a mi cerebro, haciéndome perder la consciencia lentamente.

Extiendo mi mano en dirección de Jordan, solo quiero que sus brazos me envuelvan en ese adictivo sentimiento. Como deseo ser ese maldito conejo que abraza con tanto cariño.

Me detengo en seco provocando que mi cuerpo se sacuda en violentos espasmos. No puedo darle mas preocupación, no de nuevo. Su expresión dolida no me dejo dormir en varios días la ultima vez.

Suspiro, rendida. Tampoco es para tanto, solo son unos cuantos rasguños. Nada nuevo considerando las palizas que me llevaba por parte de mi padre. Es otra noche en donde me meto al cuarto de Jor en busca de un poco de calor.

Me acerco a paso decidido, ignorando la sensación caliente que recorre todo mi cuerpo. Miro fijamente a Jor, uno de sus pómulos se apega fuertemente al estúpido peluche. Se debió dormir haciendo algo importante, la ropa regada en el piso y las libretas aventadas en la cama lo demuestran.

Mis pies se rinden justo en el momento en que mis manos tocan la cama, llevo mi pecho a las frazadas, acurrucándome a su lado. Se agita, como cada vez que me siente. Suelta sin mucho tacto al conejo, antes de posar sus manos sobre mi cintura.

—Te amo, no te vayas —murmura arrastrando las palabras.

Sus manos aprietan su agarre provocándome un quejido que acallo enseguida. Su tacto no es el que me provoca dolor, sentir a Jor tan cerca después de imaginar que no volvería a pasar estruja mi corazón fuertemente.

Las lagrimas se resbalan por toda mi cara hasta llegar a las mantas.

—Si no estuvieras dormida tal vez te creería —susurro cerca de su oído. Sonrió con cada músculo de mi cara doliendo, estoy tentada a arrojar un grito desgarrador.

𝐂𝐨𝐧𝐢𝐮𝐦 ⁂ 𝐉𝐨𝐫𝐝𝐚𝐧 𝐋𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora