𝐂𝐨𝐧𝐢𝐮𝐦 ⁂ 𝐉𝐨𝐫𝐝𝐚𝐧 𝐋𝐢

Capitulo 6: ¿Dos chicas?

𝓦𝓱𝓲𝓽𝓮 𝓦𝓱𝓲𝓽𝓪𝓼𝓱

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Presente

Paso delicadamente mi mano sobre su dulce cuerpo, cada contacto me produce un hormigueo sobre la punta de mis dedos. Sonrío sobre sus labios, sintiendo la adrenalina de nuestras acciones.

A fuera, la decana da un discurso que a penas y tomamos en cuenta. Se perfectamente lo que dirá, pedirá inversiones para la escuela y alagará a Marie todo lo que pueda. Es su muñequita el día de hoy, nadie la detendrá de intentar explotarla como a un trofeo.

Esta ceremonia en memoria de Brink, no tenía nada de Brink hasta ahora. Él había sido quien, por medio de manipulaciones, nos había juntado, y no había una mejor manera de honrarlo que escapándonos para disfrutarnos.

Cuando Jor me había arrastrado hasta aquel baño me había sorprendido, no solo porque había dicho que mantendría su apariencia masculina en toda la ceremonia, y en definitiva las curvas que lucía con ese traje no eran para nada masculinas, sino porque había dejado en claro que no se me acercaría en toda la noche.

Tomo entre mis dientes su labio inferior, su sabor es mi droga favorita, en realidad la única sustancia adictiva que tengo en mi vida. Entre caricias y besos, cada fibra de mi ser colapsa rindiéndose ante el toque de Jor. La empujo un poco más para que su espalda quede pegada a la pared y pongo mi mano sobre su cuello para apretarlo ligeramente.

—También me encantas —responde ante mi toque, con la respiración entrecortada. Levanta su cabeza como reflejo y pongo mis labios sobre la cálida piel de su cuello.

Sus manos aprisionadas por la mía, sobre su cabeza, la dejan a mi merced. Separo sus piernas con mi pie, y pongo sus manos detrás de mi cuello, para dejar mi mano libre. Bajo lentamente, pasando por su clavícula y su pecho, saboreando cada centímetro de su piel.

Mis manos la toman con fuerza por la cintura para apegarla aún más a mí. No me consideraba alguien que se aferrara, hasta la llegada de Li. Algunos días, las ganas de dejar marcadas mis uñas en su piel, para que todos noten a quien le pertenece, me invaden, me sobrepasan.

En cuanto mis dedos se pierden en su pantalón, siento el dolor extenderse hacia mi cuello. Ni siquiera intento moverme mas de lo necesario, se que ha enterrado sus afilados dientes en mi hombro, agradezco las mangas largas del vestido, de otra manera todos se darían cuenta.

Un quejido sale de mi boca por el dolor y unos cuantos más salen de su boca por el placer.

Acelero mis movimientos en cuanto siento a alguien en el pasillo que da a los baños. Seguramente el discurso a acabado y todas las personas inundaran los baños gracias al alcohol en su sistema. En cuanto siento el cuerpo de Li colapsar en mis manos, me separo lo suficiente para mirarla por completo.

A pesar de nuestras agitadas acciones se ve como si nada hubiera pasado. La besó por última vez antes de avanzar a los lavabos. Arreglo un poco mi peinado y acomodo mi vestido, evitando que se vean las marcas que me ha dejado.

—Iré a la barra —anuncia a unos cuantos pasos de la salida— ¿Quieres algo?

—Cereza —ni siquiera tengo que decir el nombre de la bebida, me conoce a la perfección— Yo iré a buscar a los chicos.

En cuanto salgo, el mundo se ve mas brillante. Ya ni siquiera me molesta que la ceremonia sea tan sosa y aburrida. Antes había hablado con algunos productores y representantes de marcas importantes, pero ninguno me había llamado la atención.