Una cita.
Una cita, una cita, una cita, una cita, una cita, una cita, una cita, una cita, una cita, una cita, una cita, una cita, una cita, una cita.
Nathan.
Resonaba en mi cabeza mientras me tomaba mi tiempo para arreglarme un poco, íbamos a volver a salir del sótano y no sabía qué hacer con esta información. No planeaba escapar sabiendo que Nathan tiene en su mano la mejoría de mi hermana. No obstante, necesito recoger información, si voy a quedarme, no puedo estar a ciegas.
Estaba atardeciendo, o al menos eso creía mientras miraba el reloj pegado a la pared de mi habitación. Gracias a la rutina ininterrumpida todos los días sabía casi con exactitud que hora era incluso si no salía con regularidad.
- Te ves preciosa- Nathan tomó lugar detrás de mí, dejando un beso en mi mejilla, casto y romántico. Le miré a través del reflejo del espejo, todavía no sé había cambiado por lo que seguía en pijama, mientras que yo acababa de salir de ducharme y no me había terminado de peinar todavía.
- ¿Vas a subir en pijama?- Pregunto, sin saber muy bien si debería ponerme un pijama yo también porque va a ser una "cita" informal.
Aunque él solo sonríe negando con la cabeza.
- Yo me ducharé rápido y vuelvo a ver si ya estás lista, tomate tu tiempo- Tras esas palabras, y un último beso robado, salió de la habitación.
Mientras miraba por donde se fue, no pude evitar la molesta sensación que quedaba en mí cuando él se va. Un desasosiego irritante que me ponía de mal humor cada vez que volvía.
Pero es que esto no es algo nuevo.
Meses atrás...
Empiezan a mejorar las temperaturas a medida que los días avanzan y el calor va llegando. Pero, eso no significa que sea el fin del mal tiempo, la primavera ha traído consigo lluvias interminables y charcos por doquier. Nunca falta alguna persona que tenga la mala suerte de despirtarse y mojar su ropa.
Con Nathan había quedado en la cafetería para salir a caminar un rato, pero dudaba que llegase con esta lluvia y más aún que pudiésemos ir a alguna parte.
Le mandé un mensaje diciéndole que se despreocupase si no podía venir, que entendía que salir con ese tiempo era riesgoso.
Con un café caliente y humeante, los apuntes de Biología Celular y un desason por la casi certeza de que él probablemente no viniera, empecé a estudiar.
- ¿Y esa cara Lori? Es un café con caramelo y galleta, nunca tomas ese café con algo menos que una sonrisa- La voz de Karl me sacó de la teoría que estaba leyendo.
Me di cuenta de que había estado mirando el libro con todo la desilusión que sentía por no poder ver al chico dorado hoy.
- Solo es que me está costando un poco entender esto, Karl. No te preocupes- Sonreí en un intento de sonar convincente- ¿Has hablado ya con Jensie sobre las vacaciones de verano con tus padres?-
Él se quedó callado confirmando mis sospechas de que todavía no lo había hecho. No lo culpaba, temía a la reacción de su novio, Jensie ha tenido experiencias malas con suegros anteriormente y aunque los padres de Karl sean unos panes, él no puede evitar temblar al pensar en no agradarles.
Por su parte, Karl siempre quiere hacer todo lo más cómodo posible para Jensie, por lo que sacarlo de su zona de confort tampoco le está resultando sencillo.
El sonido de las campana de la cafetería me despistó y no pude creer quien se encontraba en la puerta sacudiendo un paragua.
- Siento la tardanza Lori- Estaba algo empapado, con el pelo mojado y gotas cayendo libremente por su cara y su abrigo.
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Nathan
RomanceFue irrefrenable, fuera de mí control. Él es un demente, un loco, cualquier cosa que puedas decir negativo de una persona. Y yo soy suya. Tengo dos meses, dos meses para ganarme su confianza y lograr escapar. Descubrir sus secretos en el proceso y...