♤ Capitulo 8 ♤

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"Creo que no has entendido"

Supongo que no sabría decir hasta que puntos las cosas estaban mal

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Supongo que no sabría decir hasta que puntos las cosas estaban mal. Mi vida había dado un giro inesperado, pero no para mejor.

— Cariño, tienes que comer— Nathan parecía que estaba empleando todo de si para ser paciente conmigo.

No duraría demasiado.

— No tengo hambre, ya comí mucho hoy— 

La hora de la cena había llegado rápido, fue poco el tiempo que tuve para prepararme psicológicamente para dar el primer bocado. Ahora me encontraba frente a la comida, el olor me hacía pensar en vomitar.

"Si su olor es delicioso, es calórico"

Eso me había dicho mi ex-agenge al ver lo que estaba comiendo, una pizza.

Fue la primera vez que vomité.

La primera vez que no cené.

La primera vez que no me vi en el espejo.

La primera de muchas.

— Cariño, no has comido casi nada. Por favor, solo la mitad— Su tono era suave, considerado, dulce. Sentía ganas de llorar.

"Si me lo llevo a la boca no podré ni masticar"

— Después, prometo que lo comeré después. Ahora no puedo— Nathan me miró con inseguridad y luego su vista volvió al plato, meditando que hacer.

Mi alivio fue inmediato cuando tomó el plato y lo llevó a la cocina. El momento de soledad me sirvió para intentar pensar en algo, cualquier cosa que le hiciera olvidar la cena. Sin embargo, estaba perdida entre tantos pensamientos diferentes, demasiados como para pensar en alguna alternativa viable.

Mire mis manos, son pequeñas y delgadas, siempre me dijeron que tenía manos de cirujana. Ahora que lo pienso, la medicina parecía ser mi destino incluso antes de darme cuenta de que quería seguir esta difícil carrera.

Me empezaba a aburrir, hace minutos Nathan se había ido por la cocina y no regresaba. Miré mis pies, se mantenían colgado debido a la altura extra que me daba la silla.

"Las alturas me marean"

No sé muy bien como empezó mi miedo a las alturas, incluso recuerdo que a mis dieciséis era toda una temeraria. El nivel del suelo no era un impedimento, al contrario, era un incentivo suficiente para cualquier locura que a mi adolescente cabeza se le pasara.

Como aquella vez...

Los repentimos brazos que me envolvieron y me cargaron fueron suficiente para sacarme de mis pensamientos. Observé a quien me tomaba en sus brazos, estaba serio, pensativo, aunque no parecía estar enojado.

Nathan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora