"La calma antes de la tormenta"
Las horas pasaban eternas. Realmente no disfrutaba mucho de jugar videojuegos ultimamente y tampoco tenía ganas de ver alguno de los múltiples canales que se encontraban en el televisor. Necesitaba aire fresco, salir de ese lugar.
Ya era de noche y me molestaba extrañar la prescencia de Nathan.
"Este sitio se siente tan vacío"
A veces analizaba todo lo que había en el bunker, ya tenía casi dos semanas y media aquí. Pero realmente sabía muy poco de mi secuestrador.
"Además de un grave caso de obsesión y una severa bipolaridad, no tengo mucho más" Suspiré. Me había quedado mirando al techo, hace tiempo me había rendido en tratar de escapar de aquí, realmente no había forma.
"Pero sí consecuencias" Quité el brazo que tapaba mi vista y me levanté del sofá de la sala, estirandome y refunfuñando por mi falta de ideas.
Subí a mi habitación con la idea de irme a dormir para pasar el tiempo, pero me detuvo un hecho inusual que observé en la puerta de Nathan.
¿Era acaso posible que la puerta se encontrara abierta? Me acerqué sigilosamente, como temiendo a una trampa o a un muro invisible. Pero no me equivocaba, la puerta realmente se encontraba un poco abierta, algo que no hubiera notado de no ser por las veces que había intentado entrar.
¿Se enojaría si entro a su habitación? Probablemente, si no le causará problema siempre la tendría abierta.
Acaricié la madera, no atreviéndome a empujar la puerta ¿Qué habría dentro? De cierta manera, temía a lo que fuera a encontrarme. Llevé mis manos al bolsillo de mi mono y apreté el teléfono por sobre la tela, como buscando el valor que me faltaba.
Bajé mi mano al picaporte, presionando pero sin abrirla ¿Esto es un truco? No tendría mucho sentido, él nunca me prohibió ir a su habitación.
— Estoy atrapada en un búnker y lo que más me preocupa es abrir una tonta puerta, soy increíble— Me mofé de mi misma sin un dejé de gracia, entrando en la habitación sin pensarlo mucho.
La habitación era grande, aunque algo más pequeña que la mía. Era algo difícil de explicar, habían pinturas colgadas pero la elección de muebles demostraban un estilo sobrio y minimalista, haciendo un extraño contraste con las pinturas. Un escritorio se encontraba ahí, con un montón de papeles esparcidos y una pluma para escribir a tinta.
Me acerqué al escritorio y detalle la caoba con mis manos, miré de reojo los papeles hasta que uno en particular llamó mi atención, no precisamente por el diseño —Con un diseño de oficina igual a los otros— si no por el nombre que relucía —a mis ojos— en los papeles: "Lily"
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Nathan
RomanceFue irrefrenable, fuera de mí control. Él es un demente, un loco, cualquier cosa que puedas decir negativo de una persona. Y yo soy suya. Tengo dos meses, dos meses para ganarme su confianza y lograr escapar. Descubrir sus secretos en el proceso y...