"Las flores con mas espinas son las del aroma más dulce"
"Azucar..."— ¿Con azúcar dices?— Pregunté a Neim, la de rasgos orientales asintió apresurada cuidando de que nadie nos vea.
— Si, lo dulce es lo mejor para bajar de peso— Aseguro con seguridad, tomó en sus manos la barra de chocolate y le propinó un gran mordisco.
— No lo comprendo—
Me abracé a mí misma, el suelo al igual que la habitación estaba frío. Esta habitación era igual que todas las demás de la gran academia, pero la única diferencia eran las corrientes de aire, siendo esta una donde más llegaba el frío.
— Es sencillo, el dulce hace que sea más fácil vomitar. Provocarte náuseas es mucho más simple, incluso al vomitar no deja tan mal sabor. Es simplemente mágico— Resolvió ella mientras pegaba grandes mordidas al chocolate que tenía en su mano. Miré la barra que me había dado con recelo.
Antes de entrar en la academia no me lo habría pensado antes de consumirla, pero ahora después de seis meses de excesivo entrenamiento y lavado cerebral me daban náuseas de solo verla y sin querer o darme cuenta sacaba cuentas de las calorías.
Miré a Neim, la luz de la media noche resaltaba su piel naturalmente pálida y su cuerpo no tan naturalmente delgado, aunque seguía siendo de los mejores físicos de la academia.
— Las primeras veces siempre da miedo vomitar, pero tantas pastillas te terminarán volviendo adicta, es preferible que vomites a que tu carrera se vaya por el caño— Intentó convencerme mi mejor amiga en este lugar. Observé el chocolate con mis dudas rondando mi mente.
Aún así lo tomé y empecé a comerlo con prisas.
Cuando entré en la academia pensé que sólo nos iban a enseñar a actuar o maquillarnos para un desfile, pero no. Además de que las clases de caminata son extenuantes, tenemos que cumplir con una cantidad de ejercicio al día según nuestro peso y estatura, Añadiendo el resaltar en cualquier clase para que los profesores te traten con un mínimo de amabilidad.
Me sentía ahogada entre las exigencias de peso, parecía que la báscula nunca lograba marcar el peso que quería, aún cuando había bajado casi 10 kilos desde que llegué aquí.
Antes de la academia siempre había creído que era delgada, pero llegaron a enseñarme que no lo era y mostrarme como conseguir el cuerpo que necesitaba para triunfar.
Delgada.
No sabía que era realmente ser delgada hasta que llegue aquí. Al principio lloraba, cada momento era una tortura con un montón de desconocidos y alejada de mis padres. Después de las primeras semanas me di cuenta que si lograba pasar los nueve meses en este lugar sería una estrella.
Solo nueve meses.
— Come todo el chocolate lo más rápido que puedas, luego haz algo que te maree un poco como mirar fijamente una luz con los ojos cerrados, respira y...—
— Echalo fuera— Susurré después de haber logrado vomitar todo lo que había comido en el día. Llevaba mucho tiempo sin pensar en Neim, algunas pocas semanas sin vomitar.
De vez en cuando recibía algún correo de la pelinegra, pero ahora sin mi teléfono sería imposible saber si estaba bien o no. Neim me había salvado de caer de la drogadicción, también de fumar, pero no pudo salvarme de vomitar. Nunca podría culparla, porque ella ni siquiera podía salvarse a sí misma en ese entonces.
Pensar en el pasado hacia que incluso cepillarme los dientes fuera una tarea difícil, tanto por la ansiedad como por las ganas de arrancar mi piel. La gran necesidad de llegar hasta los huesos y por fin ser tan delgada como deseaba.
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Nathan
RomanceFue irrefrenable, fuera de mí control. Él es un demente, un loco, cualquier cosa que puedas decir negativo de una persona. Y yo soy suya. Tengo dos meses, dos meses para ganarme su confianza y lograr escapar. Descubrir sus secretos en el proceso y...