Ya nada, malditamente nada importaba en ese minuto cuando vislumbraba terror en los ojos de quien él quería tanto. No había pulseras o cadenas de plata que lo protegieran, allí levitando estaba en su esencia pura como el íncubo que era, un demonio.
Todo lo que pudo hacer fue bajar, colocar manos y pies en el asfalto de la carretera, descender sus enormes alas negras hacia atrás y no mirarlo a la cara como señal de rendición, no quería que pensara que le quería hacer daño, solo podía esperar.
Jeongin miró a su alrededor con cautela en busca de algo que le dijese que era una maldita ilusión, que se había golpeado tan fuerte la cabeza que veía cosas que no existían, pero mientras más su pobre cerebro trataba de pensar, más las cosas iban encajando. Ni siquiera iba a ser capaz de dar un paso sin afirmarse del auto, sus piernas no le respondían, apenas creía que estaba respirando, el pánico hacía mella en su alma.
—Dígame... dígame que es mentira y voy a creerle, por favor —su voz era apenas un suave
murmullo agudo, pero él podía entenderle— ¿Señor Hwang?
La enorme figura de alas negras seguía en silencio, había adoptado la misma posición que las antiguas esculturas de gárgolas solo que él distaba mucho de ser grotesco.
Cuando por fin pudo dar un par de pasos sobre la carretera sin tropezar, empezó a recordar cosas. En al menos 3 ocasiones había encontrado una pluma negra sin entender como habían llegado a parar allí, luego de observar bien las alas de "aquello", un suave gemido salió desde su boca, eran el mismo tipo.
No, no, no, no... ¡No!
Mientras más cerca estaba, más frío cubría su cuerpo completo, el mismo maldito frío cuando lo vio por primera vez, cuando entró al gimnasio como su profesor al día siguiente, cuando se despertaba en medio de la noche después de las parálisis del sueño o cuando la necesidad carnal era tal que se masturbaba para aliviarla.
Todo era culpa de "eso".
Cuando estuvo frente suyo, los ojos de aquello se dirigieron a su persona revelando su precioso rostro,
pero no podía reparar en esos detalles, todo lo que podía hacer era ver sus ojos rojos y la manera en la que le temblaba la barbilla. Jeongin sintió sus ojos llenarse de lágrimas, estaba colapsando. ¡Esto no podía ser real!
—Hyunjin... ¿Ese es tu nombre? — susurró, él asintió con el mismo pavor — no existe un Sam Hwang ¿Verdad? no existe un profesor, no... — llegó a su cabeza la imagen repentina de aquel hombre desaparecer y enfermarse el día que hicieron una misa para rezar por Charles Tremblay. Temblando llevó la mano a su cuello y sacó la cadena de plata que traía una cruz antes de descansarla sobre la frente de Hyunjin, ese momento los ojos de aquella entidad intensificaron su color rojo, los gemidos de sufrimiento aumentaban— ¿¡Qué mierda eres?!
Hyunjin sentía cada parte de su cuerpo arder, el corderito estaba probando su verdadero origen. Pero el demonio, a pesar de que se sentía volátil, desesperado y con deseos de gritar por todo lo alto hasta provocar una tormenta, no quería moverse, no quería hacerle daño a quien tanto quería.
Si alguien pudiese sentir lo que le pasaba en ese momento, era como si un humano común fuese rociado con gasolina y encendido con fuego. Ahora no tenía tolerancia alguna a las figuras religiosas, sus defensas habían acabado cuando su niño había descubierto su verdadera identidad.
Jeongin lloraba desesperado, pero sin ser capaz de moverse, "Sam Hwang" emitía gemidos más altos, le estaba haciendo daño.
—Soy Hyunjin, soy... corderito, soy— gimió— incubo, un demonio...
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La obsesión del demonio ❁ HyunIn
Romansa¿Puede un demonio íncubo caer por un simple hombre? (˖۪❀) Todos los créditos a su autora original (TrinidadVictoria). (˖۪❀) Drama y romance (˖۪❀) Hyujin; Top! Jeongin; Bottom!