♡ : XI - LA PRIMERA VEZ DEL CORDERO

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Digitó con elegancia el código en el pequeño panel al costado de la puerta, antes que emitiera un sonido de aprobación y se abriera. Hyunjin sintió náuseas, mucha irritación en la espalda y la pulsera de plata volverse caliente, con lentitud se volteó hacia su alumno y se dio cuenta que estaba rezando en murmullos.

"Está asustado", pensó y no podía culparlo ¡Pero no podía permitir que hiciera semejante mierda en su presencia! ¿Quería arruinar su existencia?

—Por favor no hagas eso ¿Sí? o no voy a responder tus dudas.

Los síntomas desesperantes cesaron cuando Jeongin se quedó callado y con los ojos muy abiertos, después del incidente de la misa en la escuela y como casi reveló su identidad de demonio en la comunidad, el rechazo a cualquier objeto religioso había aumentado.

En silencio entraron al departamento, bastó que Hyunjin chasqueara los dedos para que las luces más tenues se encendieran y le dieran al ambiente un poco de intimidad. El menor rascó su nuca sin atreverse a dar más pasos, sus ojos iban y venían en todas las direcciones mientras se preguntaba donde había sacado tanto dinero para adquirir lo que había.

El departamento parecía una casa de dos pisos lujosa, las tonalidades cafés, rojas y negras hacían juego en cortinas alfombras, cuadros y sofás, había tecnología, todo era muy bonito.

Sam Hwang le indicó un sofá para que se acomodara mientras se dirigía a una pequeña barra donde tenía todo tipo de bebestibles.

—Podría ofrecerte alcohol, pero sería anti ético como tu profesor —esperó una reacción en él, lo menos anti ético era eso comparado con lo que era en realidad, un asesino, un ser del inframundo despreciable, una bestia— ¿Qué estabas tomando en Diávolo?

—Solo deme un poco de vino y ya.

Quería hacerse el valiente, pero seguía siendo un cervatillo a punto de ser cazado, no, era una oveja del rebaño de Dios, tampoco... era un cordero, sí eso sí.

Le sirvió vino tinto con elegancia y cuando tuvo dos copas listas caminó hasta él, estiró el brazo y se la entregó. Se sentó en el sofá del frente para verle el rostro por completo, una inútil mesa de centro los separaba, una increíble vista de Beijing por la noche los acompañaba.

Jeongin quería hablar, pero Sam Hwang parecía el amo y señor de todo, con ese traje negro elegante y cadenas, con la pantorrilla de la pierna derecha sobre la rodilla de izquierda, con un brazo caído, con la mano otra mano sosteniendo la copa de vino. Estaba intimidado y ¿Excitado?

—Querías hablar de lo que sucedió, te estoy dando todo el tiempo para que hables... después de hoy no quiero que me persigas cuestionando las cosas ¿Qué quieres saber, Yang Jeongin?

Siguió con atención todo el movimiento que le llevó para beber vino, desde posar sus labios húmedos en la orilla del cristal, el cómo subía y bajaba la manzana de Adán, incluso como probaba con su paladar y lengua dentro de su boca. Yang era hermoso, quizás no se daba cuenta, pero tenía una belleza que lo dejó noqueado desde aquel día en el que chocaron en el parque al lado de la escuela, una belleza que no se formaba solo de la parte física.

Su maldita aura "pura" era atrayente.

—¿Podría decirme su edad?

Si tenía que comparar su existencia con el tiempo que los propios humanos habían "inventado", podría decir 20.500 exactos y aunque para ellos era mucho, para el inframundo y los seres naturales no era nada.

Hyunjin, Minho, Changbin y otros demonios eran parte de "la nueva generación". Los grandes líderes estaban desde antes de la creación del universo.

—25.

La obsesión del demonio ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora