♡ : XXXIV - LAS CONDICIONES DE DIOS

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La falta de energía, la emoción, la necesidad de afecto y años pensando en cómo esos ojos lo observarían con amor, provocaron que el muchachito cayera de rodillas sobre el cemento, su cuerpo temblaba, su corazón estaba desbocado. No había demonio que pudiera fingir lo que sus ojos observaban, no había demonio que lograse engañarlo como el anterior trató de hacerlo.

Porque si Asmodeo, de quien estaba seguro de que era el autor del reciente ataque, creyó que tomando la forma de Hyunjin iba a sostener su mano y aceptar la muerte, estuvo muy equivocado. No le había temido, se había enfrentado y cuando creyó que todo estuvo perdido, huyó cuando Hwang Hyunjin apareció también el callejón.

—Corderito —susurró de nuevo para traerlo al presente. Con pasos torpes se acercó a su cuerpo y se agachó con el mismo temor de antes— perdóname... perdóname por favor.

¿Él beso había funcionado? ¿Por qué lo estaba recordando? ¿Por qué pedía perdón?

El ex demonio estiró su mano para cubrir el rostro del menor, lento, disfrutando la sensación del calor de su piel teniendo contacto con él. Por unos segundos Jeongin no dijo absolutamente nada porque necesitaba meterse en la cabeza que esto era real, pero el pequeño llanto que salía de la boca de Sam lo incitó a hacer otra cosa. Había terror, había angustia y otras cosas que estaba seguro de que necesitaba expulsar.

—Lograste engañarme muy bien —no podía decirlo con ira, pero había comprendido a través de sus ojos la verdad— ¿Puedo preguntar por qué?

Agachó la cabeza como si le pesara más que el resto de cuerpo, después de unos segundos comprendió que adoptaba la misma posición que cuando fue descubierto en su identidad del demonio. Era sumisión, era culpa, era demostrar que estaba en disposición para recibir palabras que podían herir a cualquiera. Y recordó que no tenía alas, que no era un demonio, que se había convertido en humano y que había verdades que no habían sido dichas.

Un lamento brotó de sus labios junto a unos ojos que se llenaban de lágrimas.

Dio algunos pasos, susurró su nombre y cuando este levantó el rostro hacia él comprendió que no importaba lo que hubiera hecho, el amor que tenía era mucho más grande que lo demás. Fue así que abrazó su cabeza para que este la apoyara en su abdomen y llorasen así, unidos, unidos realmente después de 4 años de separación.

—Fue horrible, fue horrible no poder decirte todo lo que te amaba —el mayor balbuceaba contra aquella camisa negra que lo había vuelto loco esta noche, empapando la tela con gotas saladas — necesito explicarte todo, necesito hacerlo, me estoy volviendo loco.

—Hyunjin... Hyunjin —murmuró, sus dedos se mezclaban en aquel cabello oscuro que había cortado, la sensación era placentera. Observó alrededor, el callejón seguía silencioso, pero no era el lugar adecuado para tener una conversación tan larga— ¿Vamos? vamos a mi departamento.

Jeongin miró hacia los costados, Dayeon tenía las llaves del auto y no estaba seguro si ya se lo había llevado. ¿La verdad? no quería estar cerca de ella o alguien más, no esta noche que era una de las más importantes en su vida.

—Vine en la moto que tengo, corderito, podemos irnos juntos —acarició su rostro de nuevo, difícil sería no tener las manos encima del muchacho que amaba— pero, si vamos a hacerlo me gustaría que hablaras al menos por teléfono con tu novia, ella no merece nada de esto ¿Cierto?

No, no lo merecía y no era agradable sentirse el personaje malvado de la historia. Pero llamarla había hecho un cambio en los planes.

Dayeon, su novia, no estaba dispuesta a dejar que Jeongin viajara por su propia cuenta al departamento cuando el vehículo ni siquiera le pertenecía, además, se explayó diciendo que no era la actitud de una persona normal, más aún cuando su chico había estado a punto de ser drogado.

La obsesión del demonio ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora