♡ : XXX - TÚ

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Y de pronto el sonido del claxon, los insultos y otras actitudes reprochables de parte de otros conductores llegaron a sus oídos. Pestañeó repetidamente antes de mirar hacia el lado y ver a Dayeon con su rostro bañado de preocupación.

Cuando quiso acelerar, el semáforo había vuelto a ser color rojo por lo que tuvo que esperar y pensar en cualquier otra cosa, podría volver a sumergirse en sus pensamientos y no salir de ellos.

—Jeongin, estoy segura de que no te sientes bien ¿Te duele algo? ¿Necesitas hablarlo?

—Creo que la comida del restaurante no me ha sentado muy bien, siento que... —meneó la cabeza, no podía permitir que el pasado y sus deseos más oscuros nublaran la realidad— pero no te preocupes, se me va a pasar —cambió la mano de la palanca de cambios hacia el muslo de la muchacha, le dio una pequeña sonrisa— ¿Te dije que te ves muy bonita?

Una sonrisa se dibujó en sus labios de forma perezosa después de que dejara la botella vacía de cerveza sobre la mesa, era, quizás, la número 5 y como no estaba acostumbrado al alcohol su cuerpo empezaba a sentir los efectos.

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Miró hacia arriba donde el rostro de Jay, que estaba parado, lo evaluaba con algo que no sabía cómo descifrar ¿Desaprobación, preocupación? Solo siguió sonriéndole mientras estiraba sus brazos y piernas, el asiento del comedor se sentía particularmente cómodo.

Habían cenado jajangmyeon y carne, durante la comida fueron bebiendo, sin embargo, el menor era quien lo había hecho en mayor cantidad por lo que parecía afectado.

—No me volverá a suceder algo, no me... mires así... no eres mi papá —murmuró Jungwon arrastrando las palabras sin abandonar su sonrisa.

—Ha sido un error mío el permitir que bebas cerveza, mañana tienes clases y... —meneó la cabeza y estiró la mano para sacarlo de allí— tu salud es lo que importa.

La sonrisa bobalicona del menor se borró con la misma velocidad con la cual había aparecido. Sí, había tenido cáncer dos veces en su vida y el último más agresivo que el anterior, pero en el fondo Jeongin y él compartían un secreto, el cáncer no volvería a su vida y aunque se controlaba cada 6 meses por las dudas, no creía necesario que lo trataran como si estuviese hecho de cristal.

Se afirmó de la mesa que tenía a un lado y fijó sus ojitos rasgados en los de Jay, la seriedad adoptó sus facciones mientras pasaba la mano por su propio cabello, era un gesto que hacía cuando estaba ansioso o algo lo perturbaba, una manía después de haber estado calvo ¿Un gesto de seguridad?

—Han pasa... pasado 4 años ¿Debo recordarte que no tengo cáncer, otra... vez? quiero un amigo, no... no una niñera —casi gruñó, su voz era profunda, estaba molesto.

—Eres un idiota, incluso los amigos se preocupan... tuviste cáncer, no un resfriado, deberías cuidar tu cuerpo —levantó una mano hacia su rostro y acarició la mejilla, fue arrastrando el pulgar por sus sonrojadas mejillas que hacían lucir su rostro más angelical, un rostro que no coincidía con su voz masculina.

Ambos pómulos se fueron tiñendo de color rosado, la barbilla de Yang temblaba, era escasamente más bajo que Hwang, pero en este momento se sentía mucho más ¿Pequeño? ¿Frágil? suspiró y miró el suelo, se odiaba por no poder controlar las reacciones de su cuerpo, sentía ira, miedo, angustia y alegría al mismo tiempo.

Y el deseo, mierda, el deseo por hacer las cosas "mal" era tanto que tenía que apretar sus manos en puño. Asintió y bajó la vista a sus pies. Quizás el alcohol lo hacía sentirse tan volátil. ¿Cómo podía enojarse con Jay por querer cuidarlo? Cualquier persona sensata sería tan precavido con alguien que estuvo muriéndose. Se había enojado con él porque se había emborrachado por no ser capaz de decirle cuan enamorado estaba de su persona.

La obsesión del demonio ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora