♡ : XXV - LOS DESEOS DE FÉLIX

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Poco a poco el sueño que tenía se fue disipando hasta olvidarse completamente, los recuerdos se fueron perdiendo y el ruido exterior se hizo presente. Estaba despertando. Abrió sus párpados cuando estos se hicieron menos pesados, pero la imagen frente suyo estaba borrosa así que llevó con pereza una mano para poder clarificarla. Fue en ese momento que se dio cuenta que su rostro estaba contra los pectorales del demonio.

Confundido apoyó las manos al lado del abdomen de Hyunjin y lo observó desde un mejor ángulo, el mayor respiraba lentamente, el demonio estaba con los ojos cerrados. Estaban en su departamento, estaban en su habitación ¿Cuándo habían llegado? No tenía cómo saberlo, pero después de toda la energía que le habían robado en el último periodo del show, estuvo a punto de perder la vida.

Hyunjin se dedicó gran parte de la noche a besarlo y envolverlo con sus alas haciendo el esfuerzo por no dejarlo morir, pero tanto fue aquello que después de unas horas se quedó profundamente dormido boca arriba, con los brazos y alas extendidos hacia los costados igual que la posición de Cristo crucificado.

—Hyunjin... —murmuró preocupado mientras acariciaba su mejilla izquierda— Hyunjin, despierta por favor.

No le respondía. Jeongin dedicó un par de segundos en percatarse de importantes detalles. Las alas del pelinegro ya no estaban como aquella vez en la que descubrió su identidad, gran parte de ellas carecían de plumas y en su lugar solo se veían las membranas negras haciéndolas lucir similares a las alas que él sí tenía en su cabeza cuando pensaba en la imagen de una gárgola o un demonio.

Vio la hora en un reloj de la pared, eran las 7 de la mañana en punto. El peso de sus párpados aumentó otra vez, la pereza lo sostuvo y lo hizo caer. No pudo evitar acurrucarse nuevamente contra el tórax de aquel demonio, abrazarlo y continuar durmiendo mientras se embriagaba con su aroma y con la esperanza de que Hyunjin solo estuviera en un profundo descanso.

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No era necesario abrir los ojos para saber que habían pasado un par de horas, pero algo que si había cambiado era su posición en la cama, no sentía el subir y bajar de una respiración continua ni el calor o el perfume de su cuerpo, él ya no estaba aquí.

Atolondrado, Yang Jeongin levantó el rostro dispuesto a observar a su alrededor, pero aquel conocido peso de Hyunjin se cargó detrás suyo antes de tirar del lóbulo de su oreja con los dientes. Un gemido escapó de su garganta sin poder evitarlo, no tenía probabilidad de escapar y tampoco quería hacerlo, el demonio ejercía mucho poder en él.

No eran necesarias las palabras, la comunicación de sus cuerpos hablaba por sí misma. El pelinegro tiró de su rostro hacia atrás para poder besarlo y tragarse todos los gemidos que fue soltando cuando con sus propias rodillas dobló hacia adelante las de Jeongin y le dejo espacio para entrar en su cuerpo.

Bajo las sábanas y en la soledad de aquella habitación, Hyunjin fue penetrándolo sin preocuparse de preparar el área o algo por el estilo. Al muchacho se desgarró la garganta gimiendo de placer, por supuesto que le había dolido pero el placer que aquel enorme miembro le brindaba era tal que se entregó.

El sonido de sus cuerpos golpeándose, la humedad del contacto que entraba y salía, la cama que crujía, los besos obscenos y desesperados con lengua, el sudor empapar sus cuerpos, todo era una mezcla que llamaba a la lujuria.

El demonio se sentía jodidamente caliente y la temperatura aumentaba más cuando el hombre del que estaba enamorado aceptaba con tanta sumisión sus caricias.

Su cuerpo doblado, más delgado y pequeño sometido a su enorme presencia, mierda, se volvía loco.

—Eres tan delicioso mi muchachito —hincó los dientes en su cuello, haciéndolo lloriquear de fascinación— tu lindo y suave trasero, ahhhhhh.

La obsesión del demonio ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora