♡ : XXIII - LOS SECRETOS DE ASMODEO

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7 de la tarde en punto.

Cerró los ojos y tomó una gran cantidad de aire para que las náuseas no hicieran estragos en su cuerpo y lo impulsaran a vomitar el poco líquido que tenía albergado en su estómago. Sintió un calor familiar detrás de su espalda que le entregó tranquilidad en demasía, Jeongin se había sentado sobre la cama para ayudarle a quitar su ropa de hospital y reemplazarla por la que no había tenido oportunidad de usar hace más de 1 mes.

El mayor se mordió los labios cuando vio su cuerpo semidesnudo, la linea de la espalda se marcaba suavemente con los huesos de las vértebras, era evidente que había perdido aún más peso, pudo notarlo también cuando lo ayudó a colocarse pantalón deportivo y sus rodillas se veían huesudas.

—Así no conquistaría a nadie —murmuró con una sonrisa avergonzada.

—¿Realmente te importaría tener una pareja ahora? —dijo Jeongin cuando le puso pantuflas, aunque había tenido ejercicios con kinesiólogos, caminar con una superficie dura era una molestia más que ayuda— a veces pueden ser una gran molestia.

—No, realmente no me preocupa, solo bromeaba conmigo mismo —sostuvo las manos de su hermano mayor, tenían que esperar que le acercaran una silla de ruedas para poder llevarlo al vehículo— Jeongin ¿Hay alguna forma de expresar lo feliz que me has hecho o lo agradecido que estoy? sin ti, papá ni mucho menos mamá hubiesen firmado que me dieran el alta.

Los ojos del mayor se llenaron de lágrimas, no fue capaz de mirarlo a los ojos así que se concentró en sus pies, solo asintió porque era cierto, unos padres así no serían capaz de ver más allá de su dolor y la luz de una solución poco probable.

—Solo te pido que... no te vayas tan... tan pronto —Jungwon le indicó que se acercara para poder abrazarlo y acariciar su cabello, el corderito se rindió ante el contacto y sollozó despacio en su cuello.

No podía prometerle nada, aunque haría todo el esfuerzo para no fallecer antes de que su hermano mayor cumpliese la mayoría de edad.

Estuvieron así un par de minutos mientras esperaban que sus padres terminaran todo el papeleo. De pronto un pequeño golpe en la puerta llamó la atención de los hermanos Yang cuando un hombre les sonreía cálidamente.

—Dr. Lee Félix —murmuró el menor con una sonrisa de oreja a oreja, lo había acompañado durante el mes que estuvo hospitalizado con visitas de vez en cuando— él es mi hermano mayor.

—¿Yang Jeongin verdad? —asintió, se secó las lágrimas con cuidado y estiró la mano para sostenerla, era increíble la paz y la calidez que podía transmitir en sus delicados dedos, era increíble que fuese médico cuando parecía tan joven— un gusto conocerte... Jungwon, venía a despedirme de ti, escuché que decidiste dejar la terapia y no voy a preguntar cómo te sientes porque lo veo a través de tus ojos, estás ¿Tranquilo no?

—Como no tiene idea, voy a poder tocar mi cama, ver mi casa, estar con mi familia y mis amigos.

—Disculpa que pregunte, pero ¿Jay Park ha cumplido con venir a verte en la semana?

Contuvo la sonrisa cuando vio los ojos de Jungwon abrirse en demasía, ideas cruzaban su cabeza ¿Cómo pudo haberlo olvidado? nervioso sostuvo las manos en su pantalón deportivo gris antes de abrir la boca. Jeongin descansó una mano sobre la suya para darle confianza.

—Dr. Lee, él no sabrá que me fui y... fue un chico muy agradable conmigo —su voz ronca hacía eco en la habitación, el ángel se mordió el labio antes de meter la mano en un bolsillo y sostener un teléfono celular.

Jungwon lucia nervioso.

—La próxima semana él terminará sus horas de servicio comunitario, yo me hice cargo de su persona en este hospital, si quieres darle las noticias o mantener contacto... tengo su número guardado acá.

La obsesión del demonio ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora