Capítulo 74

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✵༄ Lando Norris – 

En el momento en que cerré la puerta. Mis manos estaban sobre el cuerpo de mi novia. No podía contenerme, la besaba, mordía su labio y mis besos bajaban a su cuello, dejando pequeños mordiscos. Mis manos trataban de quitar su camiseta, y en cuanto lo consiguieron se apresuraron en quitar su sujetador.

Cass frente a mí, sonreía divertida, casi burlona, aunque soltó pequeños jadeos cuando mis besos se dirigieron a sus pechos.

— Te necesito. — Confesé desesperado.

Sus ojos brillaron y se apresuró en intentar quitar mi traje, pero la detuve.

Me miró con confusión cuando la hice sentarse en la cama, pero la sonrisa volvió a su rostro cuando me arrodillé frente a ella.

No la dejé esperar demasiado, quitando sus pantalones con su ropa interior, y llevando mis labios a sus muslos, dejando un camino de besos, hasta llegar a su intimidad. Sus manos, como ya estaba acostumbrado, fueron a mi pelo, y yo amaba como lo jalaba con algo de fuerza, desesperada por guiarme.

Sonreí al escuchar su suave gemido, que contuvo con su mano en sus labios, cuando empecé a lamer y besar.

Quería que se corriera en mi boca, quería sentirla y oírla gemir mi nombre como tanto me gustaba, volviéndome loco.

Llevaba semanas pensando en ella, en lo mucho que extrañaba sus besos, sus ojos que brillaban por excitación y el calor de su cuerpo contra el mío luego de acostarme con ella.

La necesitaba, con verdadera desesperación. Si la tenia un segundo más delante de mí, sin ser capaz de tocarla, me volvería loco.

Mi boca se movió con más rapidez, empezando a jugar con mi lengua en su entrada. Y dejando pequeños y suaves mordiscos en sus pliegues, que le quitaban la respiración, haciéndola suspirar y gemir.

Amaba todo de ella, su cuerpo, su sonrisa, su forma de hablarme y desafiarme; y los sonidos que hacía, conmigo, con nadie más. Quizás era posesivo, pero no quería que nadie mas volviera a ser capaz de escucharla así nunca, quería ser el único capaz de brindarle placer, de hacerla gemir y jadear, contraerse contra mí y rogarme con la mirada que la dejara venirse.

Mis manos en sus muslos aplicaron más presión, probablemente dejarían pequeñas marcas rojas temporales. Mi cabello era jalado cada vez con más fuerza, y podía sentirla contraerse contra mis labios. Mi pulgar se acerco para poder acariciar su clítoris, en pequeños círculos rápidos.

Esperaba que no hubiera nadie cerca, porque hace un buen rato que Cass había dejado de contenerse de gemir y jadear, mi nombre saliendo de sus labios de forma entrecortada y repetitiva, rogándome.

— Córrete para mí. — Esas palabras junto con el contacto de mi lengua fue todo lo que la rubia necesitó para terminar en mi boca, me quedé un par de segundos más, dejando besos y lamiendo, antes de levantarme y acercarme a besarla.

Su respiración era agitada y sus mejillas estaban sonrojadas. Se veía hermosa.

La besé con fuerza y mis manos jugaron con sus pechos, incapaz de saciarme.

Pero sabía que debíamos parar, en pocos minutos debía que salir para prepararme, y probablemente debería alejarme de ella ahora si quería tener tiempo de solucionar el problema en mis pantalones.

Me aleje con cuidado, mientras acariciaba su mejilla y arreglaba algunos mechones de su cabello, que estaban sobre su rostro.

— Eres la más hermosa, Cass. — Dije sincero, porque la chica frente a mí parecía una obra de arte.

Love on Track | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora