Capítulo 9

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✵ꕥ Cassandra Mueller –

Las prácticas no fueron demasiado buenas para los McLaren, P8 para Lando y P10 para Oscar. Con Cisca esperamos a que las monoplazas regresaran al box, y cuando Lando bajó de la suya su hermana fue de inmediato a hablar con él y trató de animarlo.

Yo me quedé al margen. Sin embargo vi como un desanimado Oscar bajaba de su propia monoplaza, luego de esperar unos segundos y ver que su novia no aparecía me acerqué, quizás no había venido este fin de semana.

— Ey, seguro que la segunda prática va mejor. — Le sonreí mientras el se quitaba el casco y suspiraba.

— Eso espero, mis ánimos ahora no son los mejores, y me preocupa que eso me afecte para la siguiente práctica.

— Faltan como tres horas para los siguientes libres, ¿O no? — Pregunté mientras revisaba la hora en mi teléfono.

El asintió con la cabeza y yo le envié un rápido mensaje a Cisca para que no se preocupara por mi ausencia.

— Genial, pues andando. — Empecé a caminar fuera del box.

— ¿Eh? ¿A dónde vas?

Me giré para mirarlo. — Dijiste que te preocupa que tu humor afecte tu rendimiento, ¿O no? — El asintió confundido. — Pues vamos a mejorar tu humor.

Seguí caminando y luego de unos segundos el australiano empezó a seguirme.

— ¿A dónde vamos? No puedo alejarme demasiado.

— Relájate un poco, si dejarás de pensar un poco disfrutarías mucho más lo que te pasa, no tienes que preocuparte todo el tiempo Piastri.

Se rió. — Me conoces desde hace dos horas, ni si quiera se tu apellido.

— Ya, bueno, no necesito conocerte para saber que te preocupas demasiado. — Me encogí de hombros mientras salíamos de la zona de boxes y nos acercábamos a los hospitalitys.

Estuvimos en silencio hasta que llegamos al de McLaren, entré como si conociera el lugar a la perfección y me dirigí a la terraza. Cuando estuvimos en el piso superior me acerqué a la barra de comidas y pedí un helado de vainilla, le puse algo de sirope de chocolate y algo de chispas.

Encontré a Oscar sentado en una mesa, mirándome con curiosidad. Me acerqué con el helado y lo puse frente a él.

— Nada soluciona un mal día como un helado.

Se rió nuevamente. — Eres realmente un caso Cassandra... ¿Tú no tomarás uno?

— Oh... no, ya comí. — Le sonreí y lo mire expectante. — ¿Y que esperas? Disfrútalo.

Le sonreí mientras se llevaba la primera cucharada a la boca, y lo vi ahogar un ruidito de satisfacción.

— Aunque no lo creas hace tiempo que no comía un helado, no está permitido en mi dieta.

Me encogí de hombros. — Las dietas son buenas, y en tu caso necesarias, pero no es el fin del mundo si te la saltas un poquito de vez en cuando.

Me sonrió de vuelta y siguió dsifrutando del helado mientras miraba el paisaje y conversábamos de cosas triviales.

Casi una media hora después nos levantamos, listos para regresar.

— ¿Mejor?

El asintió con su cabeza y suspiró. — Solo espero que esta vez nos vaya mejor, no imagino lo duro que debe ser para Lando, cambiando de compañero tantas veces y sin lograr los resultados que se esperan de él...

Love on Track | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora