Capítulo 71

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✵ꕥ Cassandra Mueller –

La comida llegó, Lando había pedido pizza y ensalada con pollo, agradecí que no intentara forzarme de más, sabiendo que había tenido días difíciles. Pero sonreí al ver a una Vienna un poco más contenta cuando vio la pizza, era de sus comidas favoritas.

Los tres comimos en silencio, con una película de fondo a la que ninguno le prestaba atención. La mano de Lando estaba sobre la mía mientras comíamos de forma lenta. Vienna parecía perdida en sus pensamientos, pero en algún momento miró a Lando y asintió con su cabeza, de forma suave.

— Vamos a caminar al parque, ¿Te parece? — Me dijo el castaño, mirándome con una sonrisa. — Hoy no está tan frío, y creo que te haría bien tomar algo de aire fresco.

Suspiré. — Si, claro. — Nos levantamos al terminar de comer, mi mejor amiga había decidido quedarse en el departamento, por lo que me vestí para salir con Lando a solas.

Caminamos por las calles en silencio, aunque tomados de la mano. El parque quedaba a un par de cuadras, pasando la tienda de música donde Vienna trabajaba. Cuando llegamos, los árboles y las personas me recibieron, aunque no había demasiada gente. Algunos padres con sus hijos y jóvenes con sus mascotas.

Caminamos alrededor hasta encontrar un árbol alto, justo frente al estanque; Lando me llevó hasta allí y se sentó en el pasto, abriendo sus piernas para que me sentara entre ellas, apoyando mi cabeza en su pecho, mientras mis dedos dibujaban figuras imaginarias en el dorso de su mano.

— ¿Cómo te sientes? — Preguntó luego de un rato en silencio.

— No bien, pero tampoco mal. — Respondí sincera. — Creo que llevo un par de semanas, simplemente sobreviviendo.

Pude sentir su respiración en mi cuello. — Lamento no haber podido estar aquí.

Me encogí de hombros. — Estabas trabajando ricitos, no hay nada de que lamentarse. Aparte, estás aquí ahora. — Le di una pequeña sonrisa y lo besé con suavidad, no fue un beso largo ni enérgico, simplemente una pequeña demostración de todo lo que no era capaz de decir con palabras justo ahora.

El silencio nos envolvió por un buen rato, mientras veíamos a la gente pasar caminando, los niños corriendo y los perros paseando. El estanque tenía algunos patos, no demasiados, pero todo era pacífico, la suave brisa movía las hojas de los árboles y me causaba escalofríos.

— ¿Que harán mañana? — Preguntó entonces, su voz casi en un susurro, nervioso por la respuesta que obtendría.

Y la verdad es que no lo sabía. Había pasado tanto tiempo deseando que la fecha no llegara, que no me había parado a pensar que haríamos cuando inevitablemente llegara.

— No lo sé. ¿Qué se supone que se hace en estas situaciones?

Lando suspiró. — Bueno, supongo que eso depende, sé que quizás quieras quedarte en cama todo el día y fingir que no está sucediendo... Pero no creo que sea lo mejor, aunque si es lo que necesitas entonces está bien.

— ¿Alguna sugerencia?

— ¿Que le gustaba hacer a él?

Cada vez que debía de hablar, o si quiera pensar en Nick, sentía como mi pecho se partía a la mitad. Una parte de mí quería llorar y gritar, destruida. Pero la otra, solo podía sonreír e iluminarse ante los recuerdos, deseando mantenerlo en mi memoria con las cosas que lo hacían feliz. — ¿Por su cumpleaños? Me obligaba a hornearle su pastel favorito, y Vienna preparaba alguna bebida exótica que encontraba en internet, sin que nuestros padres se enteraran. — Sonreí ante el recuerdo. — Él amaba ir de fiesta, pero a diferencia de Vienna y de mí, durante su cumpleaños, prefería un plan más tranquilo. Así que bebíamos los tres y jugábamos juegos de mesa, los que solían ser nuestros favoritos de niños.

Love on Track | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora