Eran por ahí de las nueve de la noche. Childe se quedó totalmente dormido todo ese tiempo recostado en el sofá, relajado y sin preocupaciones más que Lucy llegara a casa. No había querido irse a su cuarto porque decía que no estaría tranquilo hasta que la viera cruzar la puerta. Era tan tranquilo ese lugar que no lo había podido evitar. Estaba con los ojos cerrados cuando escuchó la puerta abriéndose. Eso lo despertó, mirando hacia la puerta, viendo como Lucy entraba. Su sonrisa se hizo presente al verla pero ella, en vez de volverse hacia él, caminó directamente hacia su habitación, con unos sollozos suaves y cerró la puerta.
—¿Lucy?— le llamó Childe poniéndose de pie y acercándose a la puerta.
El chico apoyó la oreja en la puerta, siendo capaz de escuchar unos sollozos que provenían de la susodicha. Por supuesto que eso lo preocupó.
—¿Qué ocurre Lucy? ¿Puedo pasar?— preguntó golpeando levemente.
—N-no...n-no quiero que me veas así,— sollozó, sorbiendo un poco la nariz.
—Oh vamos, Luchy, déjame entrar, ¿Qué pasó?— dijo mirando la puerta- además, ya te he visto así...
Pasaron unos segundos en silencio. Suponía que estaba preparándose para hablar.
—Todo...todo pasó hoy...— sollozó ella,— pero no quiero que creas que soy demasiado sentimental, o demasiado débil,— dijo ella con la voz afectada por el llanto.
—Tú y yo sabemos que eso no pasaría,— dijo— Vamos, Luchy, déjame entrar,— pidió el Fatui con una voz suave.
Escuchó que la puerta se abría y al hacerlo, Lucy estaba ante él con los ojos llorosos, limpiando las lágrimas con sus mangas de la camisa. Childe sonrió compasivo.
—¿Qué sucedió?— preguntó el chico.
Tomando su mano la guió a la mesa de café donde tomó uno de los pañuelos de una caja y se lo ofreció.
Lucy tomó el pañuelo y se limpió el rostro, tratando de contener todos los sentimientos que la abrumaron tanto.
—Discutí con un cliente porque tardé demasiado en entregarle su café,— explicó ella jugando con sus manos nerviosamente,— me dijo muchas cosas, que soy muy torpe y no pongo atención,— dijo haciendo un puchero.
—Oh, Luchy,— dijo él tomándola en sus brazos, estrechándola, para consolarla,— tú sabes que eso no es cierto, no deberías dejar que esas cosas te afecten,— murmuró.
Lucy permaneció con la cara contra su pecho.
—Pero quizá tenga razón y torpe lo soy a montones,— dijo.
—No digas eso, Luchy, no lo eres,— dijo acariciando su espalda.
—Pero si no lo fuera no habría perdido el trabajo, si no dejara que lo de mis padres me afectara...si fuera mas fuerte,— sollozó de nuevo, apretando la sudadera del chico en sus manos.
No quería mirar a Childe. No se sentía con el coraje de verlo y menos en ese estado. El chico, en cambio, se quedó pasmado un poco. La tomó de las mejillas y la obligó a mirarlo. Esta vez estaba serio. No enojado como lo había visto en aquel callejón, pero si molesto.
—¿Y porque crees que lo eres? ¿Por no poder lograr agradarle a tu madre?— preguntó.
Los ojos de Lucy miraron hacia abajo apretando sus labios.
—Ella siempre me lo dijo...decía que era torpe...que no hacía nada bien...— dijo con la voz ahogada intentando no llorar de nuevo.
—¿Crees que estarías aquí si fuera así? ¿O crees que serías de las chicas más inteligentes de tu clase si no fuera así?— dijo Nobile, acariciando la piel bajo sus ojos con los pulgares.
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¿Podrías repararme? | Tartaglia | Genshin Impact
Fiksi Penggemar"Creo que las coincidencias no existen, creo que el destino es quien nos maneja y si el destino me puso en tu camino, tal vez eres lo que necesito. ¿Podrías repararme?" Una pequeña historia de las aventuras de Childe cuando aparece en la habitación...