El cansancio la agotaba y ya no tenía fuerzas para nada. Simplemente abrió la puerta de su apartamento y cerró con el pie. Ni siquiera se molestó en ponerle seguro. Dejó su bolsa y llaves en la mesita de entrada, caminó a su sofá dónde se desplomó, viendo el techo de su departamento.
No sabía en qué momento dejó que su madre decidiera su vida. Sabía que no lo hacía con mal propósito, pero ella siempre se pensó haciendo otra cosa. Odiaba el trabajo y aunque su carrera era algo que ella si había elegido, en la escuela su madre siempre le reprochaba que con eso jamás podría ser exitosa, aunque fuera de las mejores en la clase. Las chicas la hacían a un lado pues creían que era rara y casi nunca la veían juntarse con nadie, más que con su mejor amiga de toda la vida. Todo porque su madre había decidido mandarla a estudiar a otra ciudad a ver si al menos algo de lo que hacía mejoraba. Al menos podía seguir pagando la renta sin ningún problema y por supuesto podía seguir estudiando. Pero todo lo demás, parecía que el destino se había puesto de acuerdo en hacerle sentir miserable y sola. A parte sus papás creían que probablemente le atraía su mismo sexo, a pesar de que ella no estaba en contra de esa ideología, esto no era así.
Cubrió su rostro con sus manos y dejó que las lágrimas salieran. Nadie podía criticarla en esos momentos. Se levantó limpiándolas y se dirigió a su laptop, que encendió y comenzó a jugar un título bastante popular en esos momentos. Tenía 20 años, pero aún así los juegos eran el escape que tenía de la realidad. Abrió el juego y una puerta con una luz cegadora apareció en la pantalla. Ya dentro, oprimió la tecla C, entrando a un menú a dónde todos sus personajes se mostraban, deslizó la barra hasta que encontró al que buscaba. Un chico alto, pelirrojo y de ojos azules apareció en la pantalla. Ella se quedó viendo unos segundos al chico. Era su adoración, se sentía muy identificada con él, a excepción de que él estaba en una especie de mafia llamada los Fatui. Aparte de que le parecía lo más atractivo que había visto en la vida, aunque solo fueran pixeles.
— ¿Qué me dirías tú si me vieras en esta situación? — le dijo a la pantalla, para después suspirar pesadamente y levantarse para dirigirse a la cocina. Dejó la computadora abierta, al fin que tenía bastante pila y jugaría un poco más después de su cena.
Sus tripas dolían, no había comido nada en todo el día, así era normalmente, a veces solo desayunaba algo a medio mordisquear con todo lo que tenía pendiente. Empezó a buscar en su nevera algo que pudiera comer, quizá unas sobras de la semana. Estaba muy entretenida cuando una luz cegadora salió de su habitación, de un azul muy particular. Ella volteó hacia la puerta de dónde venía la luz y la miró por unos segundos, hasta que unos ruidos provenientes de dentro la hicieron estremecer. Un escalofrío la recorrió. No creía en fantasmas, siempre decía que le temía más a los vivos que a los muertos. Así que sus alarmas de que literalmente no estaba sola, se dispararon.
Tomó uno de los cuchillos de su cocina cuidadosamente. Caminó sigilosamente hacia su habitación con el cuchillo de frente, para que estuviera lista si se tenía que defender. Al entrar en las sombras de la habitación, iluminada por solo la luz de la pantalla de su computadora, alcanzó a visualizar que en el sitio donde estaba antes el chico pelirrojo del juego ahora había un "objeto no encontado". Esto le pareció demasiado raro, pero le restó importancia para inspeccionar la habitación con la mirada, hasta encontrar una figura tirada en el suelo. Era una persona. Parecía que estaba desmayada, pero respiraba agitadamente mientras de su cadera resplandecía una luz azul con un símbolo de hydro. Ella creía que estaba soñando, o que a la mejor era alguien con disfraz. La persona se incorporó, y gracias a la luz azulada que daba la computadora, se alcanzaba a distinguir las facciones de aquella persona.
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¿Podrías repararme? | Tartaglia | Genshin Impact
Hayran Kurgu"Creo que las coincidencias no existen, creo que el destino es quien nos maneja y si el destino me puso en tu camino, tal vez eres lo que necesito. ¿Podrías repararme?" Una pequeña historia de las aventuras de Childe cuando aparece en la habitación...