Capitulo 2.

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"Un aliado."


— Puedes fijarte por donde caminas.

Al levantar la mirada puede observar a un hombre sumamente alto, cabello castaño, llevaba unas gafas de sol.

¿Pero qué todos aquí llevan siempre gafas?

— ¿Perdona? tú fuiste quien golpeó conmigo ¿y yo debo disculparme? — Mencioné indignada.

Se acercó a mí sonriendo de lado para después quitarse las gafas.

— Sólo no estorbes. — Se agachó para tomar mi celular que continúaba en el suelo, lo colocó en mi mano y pasó por mi lado sin decir más.

Agh, que nefasto.

Caminé a la calle para pedir un taxi, pero la entrada estaba repleta de vehículos y hombres con traje negro.

¿Qué es esto la filmación de hombres de negro?

Bufé y simplemente caminé sin dirección alguna.

Debía estar preparada, pues era cuestión de unas horas para recibir el correo, porque sí, era claro que yo sería de las chica que estaría aprueba estos días.

Mientras esperaba dicha confirmación, me sentía muerta de hambre y sobre ello... debía ser más cuidadosa con mis gastos, pues debido a mi grandiosa idea de huir, sólo había tomado lo escencial y eso incluía el dinero, no puedo sacar dinero del banco, me delataría y sería cuestión de segundos para que mi familia me encuentre.

Me dirigí a un súper que estaba cerca de la zona, tomé un carrito y entré al lugar seleccionando varios artículos, escenciales por supuesto.

Mientras esperaba mi turno para pagar, observa para ver qué no olvidará algo.

Pero que boba, Irina tú en la vida has cocinado algo.

Dudosa sobre lo que haría, termine por pagar y salí del lugar, es claro que tampoco pensé en ¿cómo diablos llevaría tanta despensa hasta el apartamento?

Bueno, juró que apartir de mañana aprendo a utilizar es transporte colectivo.

Pedí una taxi, este mismo me ayudó con mis bolsas y subí indicándole el sitio, después de un trayecto un poco largo llegamos, bajé junto con mis bolsas y camine a la entrada.

La puerta estaba por cerrar seguido que un chico de espaldas había entrada.

— ¡No! espera, detenla. — Grité intentando correr a ella, pero torpemente tropecé tirando la fruta que venía en una de las bolsas.

¿En serio? Bufé.

Tirada observando como las naranjas rodaban frente a mí.

— ¿Quieres ayuda?

Alze la mirada, era el chico que estaba hace unos segundos en la entrada, sin más que decir me ofreció su mano para al instante ponerme de mi pie.

— Gracias.

Dije en seco y comencé a recolectar todo lo tirado.

Él soltó una carcajada y acto seguido hizo lo mismo.

— Nueva inquilina, ¿cierto?

Miré dudosa como sostenía la mitad de mis bolsas y se dirigía al edificio, para después mirar e indicar que entrará.

Observé a mi alrededor unos segundos y entré tras de él, mientras subíamos las escaleras llamo mi atención una palestina que llevaba en el cuello color vino estaba segura que era un modelo exclusivo de cierto diseñador, no había prestado atención como tal pero él chico tenía un estilo bonito y muy propio.

Peligrosa atracción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora