" Familia Sadik."
Más de un año había pasado desde la última vez que la ví, mi antigua vida quedó enterrada junto a todos esos recuerdos, pero ¿quién puede huir de su pasado?
Un nudo de sensaciones me removió el estómago, claro que era sorpresivo, pero sabía que en dado momento ocurriría, aunque no era lo que más me preocupaba.
— ¿Quién es ella? — Pregunto Josh, la expresión en su rostro no era descriptiva.
Solté un suspiro, mi pasado era un tema delicado y cuando Josh dijo que era una mujer con muchos secretos no se equivocó.
— Elena Sadik, mi tía. — Respondí seco sin perder el contacto con aquella mujer.
— Sigues viva. — Elena se acercó a mí y sin más me abrazo.
La tía Elena siempre fue como una madre para mí y aunque a mi madre la amo como a nadie, no era la misma relación que como con tía Elena, todos las oportunidades que tuve para viajar sin la supervisión de mis padres y sus miles de escoltas fue con ella, cada que tenía un problema ella estaba ahí para mí y cuando pensé en escapar estaba dispuesta a pedir su ayuda, pero sería condenarla, porque aunque la tía Elena es una mujer con mucho poder, no se compara a la influencia que tiene mi padre y sería meterla en problemas, algo que no quería.
— ¿Tía? — Josh más que sorprendido parecía emocionado. — Lo sabía, sabía que eras millonaria.
— Josh, yo... — La verdad no sabía cómo explicarle, tenía planeado contarle sobre mi pasado, pero sentía que aún no era el momento. — Lamento haberlo ocultado.
— Mi sexto sentido jamás falla, pero ¿cómo soportaste vivir en ese mugre departamento? teniendo esto. — Señaló a nuestro alrededor.
— ¡Josh!
— ¿Mugre departamento? — Elena me miró confundida, la tía Elena es una mujer muy vanidosa y un poco juiciosa, para ella la idea de pensar que viví en un lugar así era inaceptable. — Lo hablaremos después, debemos irnos.
— ¿Irnos? — Cuestioné.
— Sí, iremos a Italia. Hay mucho que hablar, podemos enviar a tu amigo con el chofer a casa.
— ¿Espera yo no voy? — Josh se mostró indignado.
— Él vendrá conmigo. — Afirme.
— Inaceptable Irina.
— Entonces no iré. — Me crucé de brazos, no quería dejar solo a Josh, además necesitaba explicarle todo, pero tampoco estaba segura que llevarlo fuera buena idea.
— Bien, trae a tu mascota. — Vencida por mi berrinche Elena accedió y subió al jet.
— ¿Italia? jamás he salido del país. — Josh parecía un pequeño emocionado, ambos subimos al jet.
Una vez dentro tomamos asiento y nos colocamos el cinturón, Josh apreciaba todo de pies a cabeza, era como un pequeño entrando por primera vez a una jugueteria, era el único feliz por este viaje.
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Peligrosa atracción.
Romance¿Alguna vez se habían sentido corrompidas por el diablo? Bueno, pues así es como se sentía estar cerca de ellos.