Capítulo 5.

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" Secretos a flote."


— Para mí.

Más estúpido no puede ser.

— Nos permites, Jess. — La miré alejarse. — ¿Qué putas haces aquí, Damián? — Pregunté molesto.

— Te sugiero que cambies esa actitud, sino quieres un escándalo... hermano.

Sentía mi sangre hervir, él jamás participa, ni se expone ante tanta gente, lo que estuviera planeando claramente no era bueno.

— La mujer, ¿fuiste tú?

— ¿Aún lo dudas? — Era tan cínico.

— ¿Por qué? Sabes perfectamente lo que esto ocasionará.

— Lo sé y es lo que busco, estoy harto de la dichosa paz, al igual que Priscila.

¿Priscila?

— ¿Qué tiene que ver ella en esto?

— Por favor Christian, tú mejor que nadie sabe la clase de persona que es Priscila realmente. — Lo veía mientras pedía que le trajeran un trago. — Que cogertela no nuble tu juicio, ella es quien mete todas esas ideas en la cabeza de nuestro padre.

— Infeliz, es suficiente. — Lo tomé del brazo. — Quiero que te largues.

— Vuelve a tocarme y este lugar se llenará de plomo. — Aparto mi mano mientras se acomodaba el saco. — No puedo irme, tu querida Pris fue quien me envió, dijo que tenía un trabajo para mí y bueno... ¿quién no quiere ver hermosas mujeres mientras se embriaga?

— No es un burdel, Damián. — Tomé un respiro tratando de contener mis ganas de matarlo y camine a su lado. — ¿Qué es lo que quiere Priscila de ti?

— Calma hermano, lo nuestro es meramente laboral.  — Caminaba mientras seguía bebiendo. — Una chica.

— ¿Qué chica?

— No tengo idea, dijo que lo sabría en cuanto la viera. Dime, ¿por qué seguimos órdenes de una maldita mujer?

Suficiente, escucharlo sólo aumentaba mis ganas de matarlo y yo ocupaba concentrarme en el dichoso evento.

— Eres imposible. Haz lo que tengas que hacer, pero compórtate, necesito atender otros asuntos y no puedo estar cuidando que hagas más estupideces. — Miré mi reloj unos segundos y me alejé buscando a Jess.

— Señor Langford, la modelo principal tuvo un contratiempo. — Me miraba nerviosa.

Y esto no podía empeorar.

— Solucionalo, hay muchas más modelos elige cualquiera porque de esto depende tu trabajo ahora mismo. Tienes 20 minutos.

Me acerqué al bar y pedí una botella, bastante falta me hacía ocupaba relajarme.

Irina tendría que estar coordinando todo esto, al menos sé que no renunció o el vestido no estaría aquí.

— ¿Por qué luces depresivo? Aww, echas de menos a tu amante, bueno en realidad el amante eres tú.
¿Qué te haría nuestro padre si se entera que te coges a su mujer?

Damián siempre ha sido un cretino y mi hermano, por desgracia. Vaya castigo estoy pagando.

He aprendido a ignorar sus comentarios, pero cuando habla de ella me es casi imposible controlarme y él lo sabe o no me estaría provocando todo el tiempo.

La prudencia a diferencia de Damián, es algo que a mí me caracteriza y por más que desee borrarle esa estúpida sonrisa del rostro, no puedo arriesgarme a un escándalo.

Peligrosa atracción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora