Capítulo 11.

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"Encuentros inesperados".

— Cometes un error, Dan.

— ¿Por qué lo dices?

— Irina no es tu amor de la infancia.

— ¿Qué te hace creer eso?

— Hoy tuvimos una charla, ¿sabías que creció en Bulgaria?

— ¿Y qué te hace creer que no se mudo?

— ¿Sabes qué creo? — Lo miré. — Que estás demente, siempre es lo mismo contigo, conoces una chica linda, te obsesionas y te vuelves un acosador.

— Cuantas veces debo repetir que esa faceta quedo en el pasado, cambié.

— Tú no cambias, querido. — Lo miré mal. — Sólo mejoras en la práctica y te lo vuelvo advertir, deja en paz a la chica.

— ¿Y qué si Irina no me es indiferente?

Reí negando de inmediato.

— Que rechazará tu beso, ¿no te lo dejo claro?

— Marcella eres mi hermana, deberías estar de mi lado.

— Que te quiera no quiere decir que tu comportamiento sea correcto, Irina no es chica para ti.

— Yo jamás he juzgado tu elección de hombres, ¿o ya olvidaste tu aventura con... — Lo interrumpí.

— Es suficiente Daniel, no juzgo tu elección de chicas, juzgo el comportamiento que tienes con ellas.

Me acerqué a mi asistente con un par de sobres y la tablet.

— Debes entregar esto personalmente en la mansión Langford y espero que el resto este listo antes de las 18:00.

— ¿Los Langford? — Daniel se puso de pie.

— Silencio. — Continúe dando instrucciones.

— ¿Por qué invitas a tu competencia?

— Los hermanos Langford no son mi competencia, Priscila lo es. — Le pedí a mi asistente que se marchará y me dí la vuelta en dirección a Daniel. — Y los Langford no son mi únicos invitados sorpresa.

Irina Sadik.

— Claro que no iré, ni siquiera soy tan cercana a Marce para estar presente en un evento tan privado.

— La propia Marce te invito, no entiendo porque te niegas.

— Hoy tuve un día pesado en el trabajo, estoy cansada y tampoco tengo nada que usar.

— Irina tienes la suerte que cualquiera desearía y no la aprovechas, he visto tu closet, tienes vestidos hasta para casarte.

Reí ante su comentario y negué de inmediato.

— Créeme nadie quisiera "mi suerte".

La realidad es que no deseaba encontrarme con Daniel, no desde la última vez que me beso, no volví a saber de él, no me busco y tampoco volvió al trabajo lo cual me resultó fácil, ya que nos saltamos la parte incómoda, pero por alguna razón hoy lo tuve presente.

— Basta de excusas pelirroja, tú te vas a divertir. — Me saco de la cama llevándome hasta la ducha. — Y claro que acepto ser tu acompañante.

Infeliz, todo este plan era porque Josh ama asistir a fiestas y rodearse de hombres ricos.



Más tarde.


Damián Langford.

Peligrosa atracción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora