" Atraída por la oscuridad".
Había sido una tarde entretenida de alcohol y música, al llegar a Capri todos comenzaron a bajar, los autos ya esperaban para llevarnos al recinto de los Zanetti, una vez que bajaron todos detuve a Franco.
— ¿Qué pasa? — Pregunto.
— Por tu bien deberías alejarte de la pelirroja.
— ¿Es tu hermana o qué? — Pregunto burlón.
— No lo repetiré dos veces.
— Las personas no son objeto, he oído mucho de ti, no me intimidas. — Me estaba retando y su sonrisa lo decía todo.
Una sonrisa cínica se dibujo en mi rostro, la gente estúpida siempre logra subestimarse. En un rápido movimiento levanté el brazo golpeando su rostro con mi codo, su boca se cubrió de sangre tenía la nariz rota, mareado cayó al muelle.
— Envienlo de vuelta a casa. — Ordené al personal quienes estaban perplejos por lo que había pasado.
Caminé hasta la camioneta donde ya estaban todos esperando, cuando la camioneta estaba por arrancar Camila tuvo que abrir la boca.
— Esperen, ¿y Franco?
— Tenía malestar, nos alcanzará después. — Respondí sin más. — Vámonos.
Camila me lanzo una mirada juzgona, pero no dijo más. El auto comenzó andar y pasados 15 minutos llegamos hasta la mansión, al bajar detrás de mío venía la rojita, la ayude a bajar.
— Gracias.
Solo sonreí, Camila la tomó de la mano llevándola al interior de la propiedad, me acerqué a Marcella quien no lucia bien.
— ¿Pasa algo?
— Viajar por mar no me gusta.
— Y apenas lo dices. — Suspiré. — Alguien adentro te mostrará nuestra habitación, ve e iré en un momento, llevaré las cosas y llamaré al médico.
Marcella asintió, pedí alguien que la auxiliará y me dirigí por las maletas.
— ¿Qué fue lo que hiciste? — Pregunto Emiliano apoyado en la camioneta.
— ¿De qué hablas?
— Soy dueño de esto, ¿recuerdas? — Sonrió. — La gente del yate mencionó algo.
— Ah si, ¿y qué dijeron? — Tome ambas maletas y camino a la entrada Emiliano venía a mi lado.
— Por favor, te pido que no atormentes a los amigos de Camila o nos matará.
— Lo voy a considerar.
Todos estaban instalándose, apenas eran las 7:00pm, pedí al medico del lugar que revisara a Marcella quien estaba tumbada en la cama, más pálida de lo normal.
— ¿Es grave?
— No, el vómito y náuseas es una infección estomacal debido a su ansiedad por estar tanto tiempo en mar, nada que un poco de reposo no ayude, para mañana estará como nueva.
— Gracias. — El doc salió de la habitación y me senté aún costado de la cama mirando a Marcella.
— Odio estar así.
— Debes descansar, mañana volverás a ser tú. — Me acerqué y bese su frente. — Debo ducharme.
Irina Sadik.
ESTÁS LEYENDO
Peligrosa atracción.
Romance¿Alguna vez se habían sentido corrompidas por el diablo? Bueno, pues así es como se sentía estar cerca de ellos.