-Bien, te cuento cómo va el tema... - comenzó diciendo Jess- Has sido seducida y engañada por una malvada hechicera...
-¡Vaya! - exclamé, sonriendo - Bueno, es verdad que me has hechizado...
-¡Silencio! La cuestión es que esta malvada hechicera (o sea, yo) te ha hipnotizado, con el fin de convertirte en su esclava...
-Mmm...de acuerdo.
-Así que, tendrás que cumplir mis más oscuros y retorcidos deseos.
-Vale, lo pillo.
-Bueno, para empezar, quiero desvelar tus secretos, Esclava, así que dime...-Respiró hondo antes de soltarme: -¿De qué color son las bragas que llevas puestas hoy?
Estuve a punto de echarme a reír.
-¿En serio, Jess? ¿Esta es tu primera orden?
-Pues si...
-¿Sabes? Esto me trae recuerdos...-sonreí.
-No sé a qué te refieres.- Jess me devolvió la sonrisa.
Al margen del juego en sí, me alegraba ver que habíamos recuperado nuestra química.
-Bueno, la verdad es que no recuerdo si hoy me las he puesto-...respondí, siguiéndole el juego- creo que tendrás que averiguarlo.
-¿Ah, sí? ¿Y cómo podría hacerlo...?-
-Míralo tú misma...- la invité, separando un poco las piernas.
Al instante, Jess comenzó a deslizar su mano por mi muslo, hacia arriba, levantando mi falda.
-¿Quieres decir, así...?-dijo, con su sonrisa maliciosa que tan bien conocía.
Poco a poco, inclinó su cuerpo hacia el mío.
Sentadas a solas, en ese banco frente al lago, la temperatura parecía aumentar por momentos...
De pronto oímos un ruido detrás nuestro.
-!Mierda!- Jess aparto su mano bruscamente, mientras yo cerraba las piernas y me bajaba de nuevo la falda.
Miramos a la vez hacia atrás esperando ver aparecer al papá de Jess, o a alguno de sus múltiples asistentes, pero no había nadie.
-¿Pero qué...? -
Finalmente lo vimos, en el suelo. Solo era un pájaro, dando saltitos y picoteando entre la hierba.
-Ah, vaya...-Suspiró Jess.
-¿Qué hacemos? -dije.-¿Seguimos o...?
-Sí, pero mejor vamos dentro.
-Sí, buena idea...-Asentí- Pero dentro, ¿Dónde? No querrás jugar en algún despacho de tu padre, o algo así...
-No, no...Vamos a mi habitación. Allí no nos molestará nadie.
No respondí, pero me sentí emocionada al oír sus palabras. Desde que me había trasladado a vivir allí, era la primera vez que me invitaba a entrar en su dormitorio, en su refugio más privado.
Tratándose de una persona tan celosa de su intimidad como era Jess, me parecía un paso muy importante.
Cuando llegamos a la puerta principal, nos encontramos de frente con un tipo que salía en ese momento de la casa: el famoso abogado de la familia.
Por lo visto, este hombre andaba todo el día por aquí, haciendo gestiones.
Al vernos, especialmente al ver a Jessica, torció el gesto en una mueca de alarma.
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Jessica y Beatriz
RomanceEsta es la versión corregida de Jessica y yo, la continuación de mi historia " Mi profesora es mi esclava". Cuenta el oscuro romance entre la inteligente y malvada Jessica, de 18 años, y Beatriz, su profesora, una mujer sensible y no tan inocente co...